Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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La obscenidad mal entendida

La presidenta Cristina Fernández parece no guardar ya cuidado alguno a la hora de hablar, convencida, acaso, de estar “más allá del bien y del mal”, confundida por una corte que se desvive por aplaudir cada uno de sus dichos y celebrarlos como muestra de su genialidad.

En ese cuadro fue que, en su cadena oficial 32 del año, se refirió a la actitud de algunos candidatos políticos --la referencia fue hecha claramente a María Eugenia Vidal, candidata a gobernadora por el partido que lidera el actual jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri-- de haberse acercado a los barrios afectados por las recientes inundaciones en la provincia.

La actual vicejefa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se puso una campera --estaba el cielo amenazante, la temperatura era baja-- y botas para caminar junto a varios vecinos afectados y conocer en el terreno la realidad de su situación.

No es mucho seguramente lo que podía hacer; pero si pretende gobernar la provincia, parece lógico que se interese en estos hechos.

Es habitual que este tipo de conductas en los políticos o candidatos generen críticas y comentarios por parte de varios sectores, como si “aparecieran para la foto” o sacar rédito personal. Incluso muchas veces se verifica una paradoja sin solución: si están porque están, si faltan porque faltan.

Cristina, volviendo a su discurso, calificó de “obscenidad” el comportamiento de Vidal, olvidando (los medios se encargaron de hacerlo recordar) que ella también se “disfrazó” para recorrer zonas inundadas en 2013, con las cámaras registrando su capacidad de “bajar al llano”, tocar la cabeza de los niños y emocionarse hasta las lágrimas.

Usó esa palabra, calidad de obsceno, que la Real Academia asigna a lo “impúdico, torpe, ofensivo al pudor” y que los griegos usaban para referir a aquellas escenas teatrales que por ser “violentas o inmorales” quedaban fuera de la obra.

“El sueldo de los dirigentes políticos es tan alto que resulta obsceno, comparado con la miseria que gana el común de la población en esta época de crisis”. Esa es una expresión que también cuadra en el uso de tal palabra. Cristina mencionó además que no es bueno “sacar rédito político de situaciones de este tipo”.

Una expresión que, en boca de quien la dice, no conforma otra cosa que una obscenidad.