Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Una necesidad impostergable

Si bien los números son apenas estimados, resultado de una información que fue brindada por el propio municipio, poseen un marco de certeza razonable y verificable: el 60 por ciento de las 10 mil cuadras de la ciudad todavía son de tierra.

Esto quiere decir, tomando como centro la Plaza Rivadavia, que se podrían pensar de tierra todo el micro y macrocentro, en un área delimitada por la calle Pilmaiquén y el camino al puerto, entre el camino Parque Sesquicentenario y la avenida Juan Manuel de Rosas.

Vale decir que la cantidad de calles de tierra desmiente aquel viejo mote de “chacra asfaltada”, en referencia a cierta condición pueblerina que guardaría la sociedad bahiense a pesar de contar con algún componente de modernidad, como es contar con sus arterias pavimentadas.

En un esfuerzo mayúsculo -sumando cuadras realizadas con aportes de la Provincia y la Nación-, el municipio intenta alcanzar mil cuadras intervenidas en los últimos tres años, aunque en la mayoría de los casos se trata de repavimentación o reencarpetamiento.

Ese promedio de intervención permite suponer que, sin sumar nuevas calles y manteniendo un ritmo de obra constante, se necesitarían 30 años para completar el pavimento que falta.

La realidad es que Bahía Blanca enfrenta una carencia imposible de quebrar con recursos propios, por cuanto supone una inversión de 300 millones de  dólares, lo cual equivale a destinar la totalidad del presupuesto de Obras Públicas -incluidos, por cierto, los sueldos de su personal- de siete años de gestión.

Hasta ahora, los precandidatos a ocupar la intendencia han coincidido en un diagnóstico que resulta simple para cualquiera: la ciudad necesita con urgencia una respuesta al pavimento, un plan de intervención que permita mejorar el porcentaje intervenido a partir propuestas capaces de generar recursos para su implementación.

Resulta simple, desde la tribuna, señalar la necesidad de pavimentar, calificar como inadmisible que aún haya seis mil cuadras de tierra.

Lo que resta saber, y todavía no está claro, es cómo se pretende revertir esta situación. Cómo instrumentar respuestas efectivas cuando hay barrios donde los vecinos tienen la suficiente capacidad de pago y deseos de contar con el pavimento, y no siquiera así logran obtenerlo.