Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Piedra Parada, un viaje hacia el pasado en la árida estepa patagónica

Cerca de Esquel y El Bolsón, el geoturismo avanza como un fuerte atractivo. La enorme piedra acogió en 2012 al encuentro mundial de escaladores.

Por Corina Canale / corinacanale@yahoo.com.ar

Piedra Parada aparece, solitaria, en la estepa patagónica del noroeste de Chubut.

Sobre ella, el cielo de azules intensos en el que asoman ráfagas de nubes blancas; abajo, la achaparrada vegetación de un verde subido y el murmullo sereno de las aguas del río Chubut.

Estamos en el corazón del Área Natural Protegida Piedra Parada, un raro monumento natural de 100 metros de base y unos 260 de altura, en el valle que se extiende entre Gualjaina, el poblado más cercano, y Paso de Sapo.

Gualjaina, en lengua tehuelche “encuentro de ríos”, alude a la confluencia de los tres ríos que rodean su casco urbano, el Gualjaina, el Lepá y el Chubut.

La pequeña población es la más cercana a los atractivos arqueológicos y paleontológicos del departamento de Cushamen.

Allí hay chacras a los 526 metros de altura, rodeadas por bosques de álamos y sauces y una cadena de sierras.

Según el censo de 2010, su población era menor a 2 mil habitantes, quienes han visto en el geoturismo una buena fuente de ingresos, por lo que ya son muchos los que organizan expediciones de escaladas, además de cabalgatas, trekking y excursiones de pesca.

Los pobladores cuentan que la gran piedra fue refugio de los pueblos nativos, quienes dejaron allí yacimientos de objetos de uso cotidiano y pinturas rupestres con escenas del diario vivir, todo de gran valor antropológico.

Respecto de sus orígenes, investigadores de la Universidad Nacional de La Plata determinaron que Piedra Parada fue el centro de la caldera de un volcán extinguido hace miles de años, que expulsaba lava unos 30 kilómetros a la redonda.

Es lo que quedó de una erupción volcánica producida hace 50 millones de años.

También señalaron que la extrema aridez del suelo y los sucesivos procesos geológicos, podrían convertir a Piedra Parada en un sitio de grandes hallazgos en el futuro.

Los pobladores hablan de la energía especial que se siente en el cuerpo cuando se recorre lo que llaman “el valle mágico”.

Tal vez sea la energía que dejaron allí las tribus nómades, obligadas a vagar en busca de sustento.

Y como todos los sitios a los que se les atribuye una energía sobrenatural, no faltan versiones como la de un auto, en punto muerto y en bajada, que es arrastrado hacia arriba. Para los científicos sólo una ilusión óptica.

Al otro lado del río Chubut está La Buitrera, o Gran Cañadón, de 6 kilómetros de largo y entre altas paredes de rocas.

Las excavaciones que los geólogos realizaron en 1979 demostraron que allí hubo vida hace 5.100 años.

En el cañadón hay piedras talladas por la lluvia y los vientos, como La Virgen de la Buitrera, el Duende de la Buitrera y El Rostro del Indio, que ya estaban allí a comienzos del siglo XX, custodiando el paso de las carretas tiradas por mulas que iban hacia el paraje El Mirador y hacia el desolado Ingeniero Jacobacci.

El cañadón es también pródigo en pinturas rupestres, fósiles marinos y troncos petrificados, que lo convierten en un reservorio que cuenta el origen del planeta tierra.

Mientras tanto, los escaladores encuentran en el mágico valle varios senderos por los que subir a la gran piedra. “Sueño Lento”, que llega hasta los 240 metros; “Big Bang”, que alcanza los 248, y “Un largo camino a casa”, que lleva a la cima y a una experiencia memorable.

Piedra Parada tuvo repercusión mundial en 2012, cuando Petzl Roc Trip la eligió para su encuentro de escaladores, una reunión que sólo realizan en lugares excepcionales del mundo para esta disciplina.

Estos encuentros comenzaron en 2002 y proponen experiencias extremas en ambientes de plena camaradería.