Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Argentina y Brasil, ante el dilema de cómo salir de la bacteriosis

La enfermedad de la producción cebollera permitió que se consolide un actor inesperado: Países Bajos.
Argentina y Brasil, ante el dilema de cómo salir de la bacteriosis. Con el campo. La Nueva. Bahía Blanca

Por Guillermo D. Rueda

grueda@lanueva.com

“Una preocupación que existe en Argentina, y también en Brasil, es la entrada de cebolla holandesa. Coincidieron malas zafras de Santa Catarina y en Argentina y eso abrió una ventana grande. Hace cinco años que los holandeses han ingresado en este mercado, ya que almacenan cebolla en cámaras refrigeradas durante todo el año. Poseen buen precio para cada una de las variedades. ¡Hasta son competitivos en cebolla de baja calidad!”.

La cita es de Daniel Schmitt, extensionista del Epagri, el organismo de extensión rural de Santa Catarina. Y resume la realidad del mercado de la cebolla, bien diferente respecto de años anteriores y con tendencias sólidas para provocar un cambio de paradigma en cuanto a la comercialización de los socios del Mercosur.

“No tienen problemas para traer la cebolla; lo hacen a contraflete. Holanda es el primer importador de fruta de Brasil, pero no sólo para consumir ellos, sino para vender luego en toda Europa. También se llevan carne de nuestro país. Son muy buenos comerciantes", amplió.

Respecto de la Argentina, la pregunta del millón se descuenta: ¿Nuestro país perderá el mercado brasileño?

“Hay un riesgo. En las cinco últimas campañas pasó. Tuvimos baja calidad y, como acá pasó lo mismo, debimos importar”, dijo.

Schmitt también dijo que, para saber si Países Bajos ingresará nuevamente, deberán saber cuál es el valor mínimo de la cebolla,

“Con nuestros productores recibiendo entre 1,50, y hasta 1,60 reales (por kilo), no resulta competitivo para ellos. Creo que si, como pasó en 2012 y en 2013, en Argentina aparece buena calidad, la entrada holandesa será baja”, explicó.

“Ellos tienen una estructura de almacenamiento de bajo costo y, además, se permiten observar el mercado desde arriba. Venden a más de 100 países”, dijo.

Daniel Schmitt (izq.), Dediel Rocha, Julián Pérez Pizarro, Daniel Iurman, Edivanio Rodrigues de Araújo y Edio Sgrott, en La Nueva. / Fotos: Sebastián Cortés y Facundo Morales-La Nueva.

Por campaña, Países Bajos produce 1,6 millones de toneladas en 32.000 hectáreas. Brasil registra algo semejante, pero en 60.000 Has.

“La eficiente tecnológica es muy grande”, admitió.

De una producción de 1,5 millones de toneladas (ocupa el décimo puesto), Países Bajos consume apenas 200.000 Tns. En 2009, el país producía la mitad de esa cifra. Su principal cliente es Senegal; luego viene Brasil.

Una referencia: China, el principal productor mundial, supera los 20 M/T, seguido por India, con 14 M/T.

Brasil produce alrededor de 1,5 M/T, casi el doble de lo que surge de la Argentina y casi el 33% de lo que se cosecha en el Valle Bonaerense del Río Colorado.

Las referencias vienen a cuento, ya que en la actual campaña del VBRC se recolectaron 180.000 Tns. Es casi la misma cifrada exportada por Argentina, mayormente a Brasil, en el año 2010.

Expertos de Brasil y de Argentina coinciden en que la región del VBRC ha tenido campañas muy malas y muy buenas, pero que los años de gloria extrema se terminaron en 2009, cuando llegó Países Bajos.

El mercado, y la bacteriosis, obligó a Argentina a importar cebolla. Lo hizo (y aún lo hace) desde la propia Brasil y de Chile, en cifras apenas menores a las 10.000 Tns.

Pero el quid de la cuestión es la bacteriosis, una enfermedad de difícil control que apareció en el VBRC con inusitada virulencia y un clima acomodado a sus exigencias.

Por esta misma razón, especialistas brasileños en cebolla visitaron la región, se entrevistaron con productores y pasaron por el INTA.

“Los problemas son los mismos que tenemos allá. Pudimos comprobar que el monitoreo que se realiza acá es más completo que el de Brasil”, dijo Edivanio Rodrigues de Araújo, fitopatólogo del Epagri de Santa Catarina.

“Nosotros no sabe ciertamente el porcentaje de incidencia de la especie en los géneros; son de varias especies que están asociados a la podredumbre de bacterias. Es una enfermedad muy compleja, y no tenemos nada para controlarla”, agregó.

Brasil siempre tuvo bacteriosis y están acostumbrados a manejarla. La bacteria se encuentra en el ambiente y se adapta rápidamente a condiciones húmedas y calurosas de clima.

“Ahora estamos realizando un tratamiento con radiación gamma a poscosecha. Es para estirilizar la bacteria y evitar que se multiplique, pero no sabemos si tendrá éxito o no. Son los primeros testeos”, indicó Rodriguez de Araújo.

En el VBRC las condiciones también cambiaron. En una ventana superior a los 8 años, siempre que llovió en forma significativa la bacteriosis casi ni se mostró. Ahora es diferente. Y una eventual solución a la bacterioris no está al alcance de la mano.

“Se trata de un cultivo intensivo, con superficies de entre 40 y 60 años ocupadas durante todo el año. Esto crea condiciones favorables, como el intenso calor, para que se manifieste. Con cámaras frías se retardaría la extensión de la bacterioris”, sostuvo Schmitt.

“Lo cierto es que debemos convivir. Las enfermedades provocadas por hongos se manejan con controles; esto sucede con toda la agricultura”, agregó.

“Otro camino es el mejoramiento, pero es más largo. De todos modos, cualquier aplicación estará condicionada por las cuestiones climáticas”, admitió Rodriguez de Araújo.

La genética es otro aspecto que interesa a los brasileños.

“Hay que realizar una gran inversión en tecnología; es decir, hay que utilizar variedades adaptadas a cada región”, sostuvo Dediel Rocha, investigador y mejorador genético.

“Nos interesa intercambiar germoplasmas con materiales nuestros utilizados aquí y pretendemos que aquí hagan lo mismo con los nuestros”, agregó.

No se descartó utilizar hídridos a partir de cultivares de la región, que ya tienen alguna resistencia o algún buen comportamiento frente a enfermedades como la bacteriosis.

El Epagri (Empresa de Pesquisa Agropecuaria y Extensión Rural de Santa Catarina), que es una empresa pública, invierte en desarrollo e investigación respecto de la agricultura familiar.

“Tenemos un programa del Banco de Brasil que financia al productor con tasas al 2% y, si el productor paga en término, van al 0%. Es para la compra de maquinarias y para las distintas etapas de la producción. Incluso, está contemplado el seguro del cultivo, entre ellos por la bacteriosis, como si fuera una plaga”, comentó el extensionista rural Edio Sgrott.

“Es una política estructural específica para agricultura familiar y para los pequeños y medianos productores”, agregó.

Al margen de los esfuerzos de los actores involucrados, acertar con planes de manejo para controlar la bacteriosis parece ser el camino adecuado que contribuya, en esta coyuntura, a una mejor convivencia.