Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Mesa y protocolo

La mesa es el símbolo central a la hora de comer, y dónde se ubica cada uno de los miembros de la reunión, no es un tema menor. Para comenzar, no es lo mismo comer en una mesa cuadrada o rectangular que redonda. Una mesa redonda plantea igualdad, ya que no hay cabeceras que disputar.

En las reuniones sociales es la opción que más se elige precisamente para no generar discordia entre los invitados. El protocolo en la mesa, lejos de estar destinado exclusivamente a espacios elitistas y reuniones de estado, nos brinda una guía práctica para el desarrollo armonioso de una comida, y es mucho más cotidiana de lo que pensamos. Una mezcla de costumbre, tradición y funcionalidad acompaña cada uno de estos consejos y son útiles también para la casa.

Por ejemplo, en tiempos de antaño, el anfitrión de la casa debía acomodarse mirando a la puerta de entrada en caso que existiera algún tipo de ataque sorpresa. En contraste, la mujer se acomodaba mirando a la puerta de servicio para poder ir dando indicaciones al personal sobre el desarrollo de la comida. Esta lógica podemos observarla hoy también en nuestros hogares donde por lo general quien prepara el alimento se queda más cerca físicamente de la cocina, y el padre u hombre de la casa suele ocupar una de las cabecera de la mesa para poder tener control de lo que sucede en el desarrollo de la comida.

El buen protocolo también nos indica que si invitamos matrimonios a nuestra casa, no debemos sentarlos juntos, ni enfrentados, para evitar que el matrimonio “continúe” en la comida con lo que comenzó en su casa, sea bueno, o malo. Cuántas veces nos hemos quedado cautivos de un comentario de más que se transformó en un ping-pong de agresiones entre una pareja que parece olvidar que hay más personas en la mesa. Mientras guardamos los cuchillos por las dudas, desearemos haberlos sentado en lugares alejados, uno por ejemplo en el patio, y el otro en la casa del vecino.

Es más, los hombres y las mujeres deben ir intercalados en la mesa para conseguir que la reunión no se monopolice hacia ningún espacio en particular. Esta norma busca salir de los temas que son más exclusivos de “género” y abrir la conversación hacia otros conceptos y que nadie se duerma escuchando las especificaciones de la última lesión del jugador de turno, o de las complicaciones de la salida del primer diente del bebé.

La idea se redondea en el protocolo cuando plantea que al finalizar la comida, los invitados ahora sí separados por género, se desplazan hacia otros lugares de la casa para el café, la charla, y el debate.

De todas las reglas de la mesa, la más importante, es la del sitio de honor o ley de la derecha, que establece como lugar de preferencia de una mesa la derecha del anfitrión, allí es donde va el invitado principal. La próxima vez que planee una comida con amigos o familia, anímese a jugar con estas normas y recuerde, lo más importante de cualquier reunión, es siempre la razón por la que se realiza.