Una escuela que da música y esperanza
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La Escuela de Luthería, que funciona en el Teatro Municipal, se sumó a la asociación Formando Futuro, con el apoyo del Instituto Cultural, para la construcción de 20 violines sociales.
La luthería social ha enontrado en Bahía Blanca un espacio de desarrollo y fortalecimiento en donde a través de diversas actividades permite la difusión y la participación activa de todos en la actividad artística.
Desde mayo del año 2014, se han realizado diversas charlas y cursos de capacitación y formación en luthería que hoy se proyectan en la marcha sistematizada de la Escuela de Luthería Social de Bahía Blanca, que funciona en el Teatro Municipal.
En este marco, se llevaron adelante seminarios de encerdado de arcos, puesta a punto y mantenimiento de instrumentos de cuerdas y capacitación para la compra del primer instrumento, entre muchos otros.
Después de reacondicionar las instalaciones del subsuelo del teatro, que ocupara el Museo Histórico de la Ciudad, este año se llevó adelante durante abril y mayo el laboratorio de Luthería Social, junto a la Asociación civil sin fines de lucro Fabricando Futuro.
“Con el apoyo de Ricardo Margo pudimos reacondicionar el lugar, se pusieron luces y se hicieron 12 bancos de trabajo. Tenemos algunas herramientas, tornos y caladoras y se está gestionando con distintas empresas para conseguir la maquinaria más costosa”, cuenta Quique Agesta, director del Teatro Municipal.
Fue la necesidad de ofrecer un violín a sus hijos, lo que movilizó a un grupo de padres a ponerse a trabajar en el diseño de una nueva forma de violín junto al equipo de luthier de Fabricando Futuro. Así se sembró la semilla de la luthería social, hoy fuertemente vinculada a Bahía Blanca y a la actividad del Teatro Municipal.
Hermosa experiencia
La actividad superó toda expectativa y permitió que un destacado músico de la ciudad, al finalizar el curso testeara los 20 flamantes instrumentos construidos en el taller, mostrándose sumamente sorprendido con los resultados obtenidos.
“En este primer taller convocamos a las dos orquestas escuela de la ciudad, la de Ingeniero White y la de Villa Miramar. Hace dos años sólo hacíamos puesta a punto de los instrumentos, y ahora los estamos fabricando. Es importante que a este primer encuentro también vino gente de la zona”, cuenta Quique.
“Es muy económico y tenés un violín para toda la vida. Está hecho con maderas patagónicas, de lenga y de pino, que funcionan fantástico. El violín lo hacen los padres con los chicos. Se fabrica en seis días, en dos encuentros intensivos. Ahora habrá 20 nuevos violines".