Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Una caída peor que la pronosticada

Finalizado el tercer trimestre, los datos de recuperación siguen siendo endebles. Septiembre, incluso, resultó un mes muy flojo para casi todos los sectores de la economía, manteniendo una tónica similar negativa a lo que se observó en el resto del año.

El acumulado de los primeros nueve meses arroja una merma ya de 2,5% y ni siquiera un leve repunte del último trimestre permitirá recuperarse demasiado de estos niveles. Por lo tanto, ya está prácticamente jugado que el año terminará con una caída bastante mayor al 2%.Los pronósticos de principios de año hablaban de una recesión de entre 1 y 1,5%, pero finalmente será sustancialmente superior.

El famoso segundo semestre de recuperación quedó en el olvido, aunque sí se muestra más auspicioso en otro ámbito: la rebaja de la inflación, que ahora se puso en línea con las promesas oficiales, aunque el acumulado anual arrojará un incremento en un rango del 38 al 40%.

El propio Mauricio Macri reconoció las dificultades que tiene la economía para repuntar: “Este último trimestre vamos a ver señales de mejora, pero el 2017 seguro será un año de crecimiento”, prometió ante los principales empresarios de la Argentina durante un almuerzo que organizó el Cicyp. Sin embargo, reconoció las limitaciones del caso: “Les pido que crean que esto va a funcionar, porque a partir de allí hay que tomar decisiones, pero l os empresarios se tienen que romper el traste. El Estado lo único que puede garantizar es que se mantendrán las reglas de juego”, explicó.

Así el Presidente reconoció que no es fácil apostar en estas circunstancias a la inversión: se trata de apostar cuando todavía no hay ninguna señal concreta de crecimiento económico. También explicó Macri que no servirá un año de mejoría (como seguramente será el 2017), sino que se precisan varios años consecutivos para combatir el flagelo de la pobreza. Algo parecido puede decirse de las inversiones, ya que las empresas precisan horizontes más largos para confiar y no un mero rebote.

Prácticamente ningún sector se salva de la caída, ni siquiera los “brotes verdes” que se observaban en construcción o en la industria muestran una tendencia clara. El consumo se ve aún más afectado, con caídas interanuales que siguen superando todos los pronósticos. En este caso se nota una mezcla de caída del poder adquisitivo, pero también de una actitud mucho más cautelosa a la hora de comprar.

Pero hay razones válidas para ser optimistas en el corto plazo: la mejora salarial y el pago de sentencias a jubilados pondrá más dinero en la calle, lo que debería ayudar a la mejora del consumo desde las fiestas de fin año o al menos en el primer trimestre del año próximo. Pero a eso el gobierno le suma un fuerte incremento del gasto público, del orden del 40%,destinado fundamentalmente a transferir fondos a las provincias y en particular a la obra pública.

Si bien todos los pronósticos para el año próximo son favorables,no habían tenido tanto en cuenta que este 2016 resultaría tan malo. Y aunque pocos creyeron en la promesa del repunte del ya casi vencido “segundo semestre”, tampoco estaba en los cálculos que la mejora tardaría tanto en llegar.

En Casa Rosada consideran que todavía hay tiempo suficiente para esperar la reactivación y enfrentar las elecciones mejor parados que ahora. Pero todavía está en duda cuál será la magnitud del repunte y si se sentirá con suficiente fuerza hacia mediados del 2017.

“El endeudamiento no alcanza para conseguir el desarrollo de un país. El desarrollo de una burguesía nacional y la inversión extranjera también juega un rol importante en el contexto actual”, advirtió Adrián Werthein durante el almuerzo en el que fue anfitrión de Macri.

Así, el propio empresariado advierte que no hay que confiarse en el fuerte ingreso de divisas vinculado con el endeudamiento en el que está incurriendo el gobierno. Se trata de capitales que atrasan el tipo de cambio y permiten sortear la transición para dejar atrás la herencia kirchnerista. Pero si no se encuentra una salida para el gran déficit fiscal que se acumula, tarde o temprano esos mismos capitales empezarán a buscar refugio y saldrán tan rápido como entraron. Ya sabemos que el capital es cobarde y a la menor señal de alerta decide emigrar a otras plazas que ofrecen menos riesgos y antecedentes de inconductas.

 A pesar del escenario actual,también hay señales para entusiasmarse. Una de las más importantes tiene que ver con las expectativas: en las últimas encuestas los empresarios se muestran muy optimistas respecto al futuro de la economía y aseguran que el año que viene planean invertir más y generar empleo. Por otra parte, una serie de indicadores “líderes” muestran señales claras de una reactivación que aún no se nota en la calle pero parecería empezar a vislumbrarse en algunos rubros que se“adelantan” varios meses a lo que luego sucederá con los niveles de actividad. Aunque la economía sigue para atrás, las esperanza de una recuperación se mantiene en elevados niveles y eso le da más tiempo al gobierno para terminar de acomodarse.