Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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El cóctel para reactivar la economía que ensaya el Gobierno

Los últimos números del primer semestre todavía muestran que aún no se encontró el piso de actividad. Pero más allá de lo que muestra el espejo retrovisor, el gobierno busca que en los próximos meses la economía pegue un vuelco. Y ya no se espera todo de la imagen de Mauricio Macri o de la “buena onda” de los inversores extranjeros con el nuevo panorama del país, sino que se avanzó con medidas bien concretas para conseguirlo.

La ley que dispone el pago de juicios a jubilados y el blanqueo es un pilar importante de esta estrategia.

Los aumentos que recibirán los bolsillos de los jubilados irán directamente a un aumento del consumo, por lejos la variable más golpeada por la devaluación y el fuerte proceso inflacionario posterior.

Con una caída del poder adquisitivo que superó el 10 por ciento en el primer semestre, ahora es clave que entre los haberes jubilatorios y las subas salariales ayuden a recomponer, al menos parcialmente, la demanda interna.

Desde ese punto de vista, no cambió demasiado la fórmula que intenta el gobierno respecto a lo que sucedió en los años del kirchnerismo. No es un misterio. En una economía muy cerrada al comercio exterior como la Argentina, el crecimiento finalmente descansa en la evolución del consumo.

Lo sucedido en la primera parte del 2016 así lo confirma. La mala noticia es que esa mejora de la demanda se producirá en forma gradual y que probablemente ni siquiera en el 2017 se logre recuperar el terreno perdido en este período.

Y aún está por verse hasta qué punto los aumentos salariales que ya están vigentes no tendrán un efecto adicional en la inflación en los últimos meses del año.

Apuesta al blanqueo

El blanqueo también aportaría lo suyo en los últimos meses del año. Además del impacto psicológico que puede representar una masiva adhesión, habrá un efecto inmediato sobre la recaudación por la alícuota de hasta 10% que tendrán que pagar quienes ingresen.

Pero otro aspecto importante es que aumenta la base imponible para cobrar impuestos en los próximos años. Quienes blanqueen no sólo pagarán la multa dispuesta para cada caso, sino que además estarán declarando activos que antes estaban fuera del radar de la AFIP.

La voracidad fiscal del Estado es un aspecto que hace pensar dos veces a muchos contribuyentes sobre la conveniencia de entrar en el blanqueo. ¿Y si una vez que estoy adentro me quieren cobrar más impuestos? Es la lógica pregunta que se hacen muchos. Este tipo de temores en la Argentina no son infudados.

Pero el componente más relevante de este “cóctel reactivador” al que apuesta el gobierno es el que brilló por su ausencia en los años del kirchnerismo: la inversión. Hasta ahora, la manifestación de la mayor confianza que existe en la Argentina es el fuerte flujo de compra de acciones y bonos argentinos de los últimos meses.

Pero la administración de Mauricio Macri se esperanza con los anuncios de inversión de empresas de casi todos los rubros.

Según detalló el ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay detalló que en los primeros meses del 2016 hubo anuncios de inversiones del sector privado por casi 30.000 milones de dólares. La cifra es enorme, sobre todo teniendo en cuenta que en los últimos años la Argentina apenas recibía unos 6.000 millones en inversión directa, quedando relegada a un triste sexto lugar en la región.

Nadie duda a esta altura del interés incipiente que existe en la Argentina entre los inversores extranjeros, pero también de parte de empresas locales que quieren crecer.

Pero la gran incógnita es en qué momento estás promesas de inversión se transformarán en realidad, ya sólo el anuncio no tiene efecto económico alguno.

Mientras tanto, para incentivar la oferta el Congreso aprobó un paquete de alivio financiero a las pymes, que incluye temas tan relevantes como permitir que se tome el 100% del impuesto al cheque a cuenta de Ganancias y que el IVA se pague a los 90 días.

Todas estas medidas aspiran a incentivar la inversión reproductiva, al sólo fin de activar una economía que, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), no hace más que acumular tropezones: en el primer trimestre el PBI cayó un 0,7% en términos desestacionalizados con respecto a los tres últimos meses del año pasado.

Así las cosas, la economía argentina acumuló tres trimestres seguidos de contracción, luego de las caídas del 0,1 % del período julio-septiembre del 2015 y la del 0,4% de octubre-diciembre.

En tanto, los pronósticos no son demasiado auspiciosos, ya que según el FMI, 2016 será un mal año para la Argentina. Las previsiones del Fondo son de una retracción de 1,5% en el año en curso, pero se espera que el próximo traiga un crecimiento de 2,8%

Las fichas ya están echadas, ahora resta que la economía encuentre su punto de inflexión y arranque la reactivación.

Pero para que un auto ponga primera es necesario antes que deje de ir marcha atrás.