Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Entre lo urgente y lo importante

La Argentina transitará una nueva etapa a partir de mañana, con un período de transición hasta el 10 de diciembre y luego el inicio del futuro Gobierno. La economía es indudablemente un eje central de lo que se viene. Con stocks agotados, la necesidad urgente de conseguir divisas y cuatro años sin crecimiento, es indudable que el principal desafío que enfrentará quien hoy se consagre en el balotaje es justamente recuperar la senda del crecimiento y volver a generar puestos de trabajo en el sector privado.

Está claro que hay dos planos para encarar los temas. Están las cuestiones más urgentes, que son las que definirán el éxito del arranque de la gestión, pero luego están las importantes. Y allí aparece el posicionamiento a nivel global que tendrá el país. Abandonar el eje con Venezuela será indudablemente el principal golpe de efecto que generará quien asuma en menos de un mes. Tanto en uno como en otro país, han fracaso rotundamente las políticas de control de precios bajo amenaza. De hecho, Argentina y Venezuela comparten el triste privilegio de estar entre los diez países con mayor inflación del mundo.

El cambio del posicionamiento será, por lo tanto, el gran mensaje que surgirá al menos desde el punto de vista económico. El arreglo con los holdouts y la búsqueda de financiamiento externo a tasas mucho más razonables que las actuales son parte del nuevo lugar que debería ocupar el país desde el punto de vista inversor.

Pero ese nuevo posicionamiento tendrá escollos de cortísimo plazo. El nuevo Gobierno deberá ser muy hábil para lidiar con la salida ordenada del cepo, la unificación del tipo de cambio y el regreso a un régimen de verdadera flotación administrada. A esto hay que sumarle la normalización del INDEC y las estadísticas, junto con un plan creíble para bajar la inflación.

Macri ya comenzó a esbozar la idea de una salida gradual o en cuotas del cepo. El desafío es evitar que el tipo de cambio se escape sustancialmente para que no haya un efecto demasiado fuerte en los precios.

Pero aún en el caso de que todo salga de acuerdo a lo planeado, la transición será complicada. La inflación, que viene a una velocidad crucero del 25%, superaría tranquilamente el 30%, teniendo en cuenta el salto del dólar y cierto reacomodamiento de las tarifas. Y en lo que respecta al tipo de cambio, un salto desde los $ 9,70 actuales será imposible de evitar, pero el objetivo es que se ubique debajo del “blue”, es decir entre $ 13 y 14.

La tarea que le espera al que le toque gobernar arranca mañana mismo. El 23 serán claves los nombres de quienes conduzcan las distintas económicas y las señales para los inversores, tanto locales como extranjeros.