Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Un año con inflación reprimida

El debut del nuevo índice de precios lanzado por el INDEC, y que contó con el asesoramiento técnico del Fondo Monetario, tuvo menos diferencia con la inflación real, pero no consiguió disipar las sospechas respecto a la veracidad de la medición. El 23,9% que cerró el 2014 fue más del doble que la inflación que se venía midiendo en los últimos años. Considerando además que fue un año recesivo y de caída del consumo, semejante evolución merecería ya de por sí encender una luz de alarma.

¿Por qué se aceleró la inflación en un año recesivo? La explicación de manual, y que se aplica también en este caso, es la caída de la demanda de dinero. Es decir que la gente trata de sacarse rápidamente de encima los pesos emitidos por el Banco Central. En el 2014, el BCRA realizó un trabajo muy fuerte para absorber pesos y que la base monetaria aumente bien por debajo de los niveles inflacionarios. Sin embargo, la gente buscó sacarse de encima los pesos para evitar que la inflación reste poder adquisitivo.

Así y todo, el año se dividió en dos mitades en relación a la evolución inflacionaria. Una primera mitad con niveles mensuales muy elevados, especialmente entre enero y marzo, mientras que en la segunda mitad ya los valores fueron menores y diciembre, que es un mes estacionalmente de fuertes aumentos, terminó con uno de los niveles más bajos del año, por debajo del 2%.

El cierre del 2014 permite ser un poco más optimista para el 2015. El menor crecimiento de la base monetaria y la caída del consumo consiguieron su “objetivo”, al menos en lo que a inflación se refiere. Se daría este año un escenario un poco más lógico, donde la recesión impide que los precios suban demasiado. Claro que esto va acompañado de otros componentes:

. La decisión de atrasar el dólar oficial es utilizado claramente como un “ancla” en relación a la inflación.

. No habrá suba de tarifas este año, otro elemento que ayudará a contener los precios a lo largo del año.

. La baja en el precio de los combustibles le quita presión a los ajustes, pero además permite ahorrar dólares a la hora de importar.

El objetivo de esta política es que la inflación se ubique por debajo del 30%, lo cual permitiría una recomposición de los salarios reales.

Esta verdadera bomba de tiempo será heredada por la próxima administración. El congelamiento tarifario o el atraso cambiario les darán a los votantes una sensación de bienestar. Pero terminará siendo pasajero y peligroso si el relativo control inflacionario no va con un cambio en la tendencia de aumento del déficit fiscal y de reformas que permitan mejorar la competitividad del país.

Esos serán sólo algunos desafíos con los que se topará el gobierno, pero los que primero deberá atacar.