Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Liniers, una escuela que perdura

Claudio Graf, Pablo Paz, Walter Carrio, Ezequiel Miralles, Mauro Olivi, Francisco Pizzini, Lautaro Martínez, Agustín Bouzat, Gonzalo Di Renzo... Una lista que seguramente continuará prolongándose en el tiempo. Made in Liniers.

Y junto a ellos, otros que defendieron los colores del club a partir de una trayectoria envidiable, tales los casos de Adrián Echeverría, Julio Acosta, Marcel Suay, Hernán Rosell y Facundo Lagrimal, entre tantos otros.

Todos verdaderos ejemplos con sus acciones, gestos de pertenencia y arraigo a una forma de vida. Y de entender el deporte.

* * *

Omar Correa, Profe y referente de aquellos grandes equipos del Chivo que nacieron en la década del `90 de la mano de Néstor Herrero, no podía disimular su satisfacción tras disfrutar de las apiladas delChiqui Bouzat en Defensa y Justicia contra los defensores de San Pablo, en el mismísimo Morumbí. Y de paso recordar aquel camino exitoso que supo transitar junto a su amigo y DT, hoy coordinador del fútbol formativo en Villa Mitre.

"En los primeros diez años se logró la fortaleza anímica y espiritual que se necesitaba para confirmar con resultados lo que se estaba gestando en el club", rememoró Correa.

Y fundamentó aquello: "idiosincracia-filosofía deportiva-sentido de pertenencia-trabajo específico y una palabra que vincularía todo: Convicción. En definitiva, se afianzó el convencimiento".

Resultó, aquel, un proyecto pensado y llevado a cabo por un cuerpo técnico idóneo e innovador, una dirigencia de fuerte personalidad para sostenerlo y un club que contuvo y adoptó la idea como un eje formativo. Y si se quiere, hasta cultural.

Como lógica consecuencia, llegarían entonces los logros, los campeonatos. Que se obtuvieron con amplia mayoría de jugadores formados en la entidad, varios de los cuales comenzaron a jugar en niveles del fútbol profesional argentino y del exterior, demostrando estar a la altura de las exigencias.

Al cabo, una filosofía deportiva inalterable. Y que, por fortuna, perdura en el tiempo.

Más allá de los nombres.

Más allá de ganar o perder.

Con una clara certeza: La de formar buenos jugadores, pero sobre todo personas de bien.