Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Mucho más grave...

¿Qué tienen que ver esos tipos con Bella Vista?

No deben tener ni idea quiénes fueron el Laucha Recio, Pablo Arriagada... Ni enterados, deben estar, que con esa camiseta surgió nada menos que Rodrigo. El Pala.

El fútbol, queda claro, no puede crear sus propios anticuerpos contra la violencia.

Requiere, como se repite en su jerga, "actitud".

Actitud del Estado en su conjunto.

Del poder político, no utilizando a muchos de estos personajes violentos en época electoral, en eventos proselitistas. En mano de obra barata y a la vez muy, pero muy cara para la sociedad en su conjunto.

Del ámbito judicial, que no termina de dejar a los reos entre rejas y les proporciona todo tipo de salidas, más allá de esas "transitorias" hoy tan en boga.

De los estamentos de seguridad, que han encontrado una atractiva caja de recaudación en el fútbol, armando operativos y despligues cuantiosos, en ocasiones inexplicables.

A simple vista, Bella Vista-Tiro de ninguna manera requería de un dispositivo mayor.

Y en tal caso. ¿Hubiera sido la solución?

Ni una ni otra condición pone a la fuerza policial a resguardo de la crítica. Esta vez, hicieron todo mal. Y los resultados están a la vista.

Demasiadas culpas repartidas, que seguramente también salpican a algunos adeptos del visitante, que parecían encantados de ser parte de ese escenario de intemperancia.

En este cuadro plagado de responsables -e irresponsables- sólo queda empezar de cero. Y ello tiene que ver con educar.

Educar para que se entienda, desde el fútbol de base, donde juegan chicos, que hay que respetar al otro. Mediante un mensaje contundente hacia los padres, quienes en un gran porcentaje se convierten en elementos de suma presión, con ese insólito atributo de exigir, exigir y exigir. A sus hijos, a los formadores, a los árbitros.

Educar para que los dirigentes sepan que nunca, jamás, hay que negociar con esos energúmenos ni siquiera una entrada gratis o un pasaje en cole para ver al equipo de visitante. Porque a la vuelta se tornarán ya ingobernables.

Educar para que las fuerzas de seguridad tengan intelectual, psicológica y moralmente un recurso humano capaz de elaborar dispositivos de prevención y, para el caso, de actuación certeros, precisos, contundentes. A la altura de las circunstancias. Y no como los del domingo, francamente frustrantes.

Educar, finalmente, para que cada uno aporte desde su lugar lo mejor. Sin tener, como sucediera con el DT albiverde Carlos Mungo o el arquero Juan Pablo Elizondo, casi que inmolarse para proteger a los jugadores rivales de lo que por muy poco no fue una carnicería.

Violencia fomentada, básicamente, por la barbarie de un grupo de inadaptados.

Pero que esta vez contó con la pasividad de quienes tenían que brindar seguridad y no lo hicieron.

Lo que es mucho más grave.