Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Tres imperdibles: aguas termales, Salamone y las ruinas de Epecuén

Durante todo el año, miles de turistas llegan a la denominada Capital Provincial del Turismo Termal en busca de relax, salud y belleza. Por su historia y fisonomía, las ruinas generan impacto.
Récord Guinness: 1.941 personas flotaron tomadas de las manos en el Lago Epecuén.

La ciudad se erige a orillas de uno de los lagos más sorprendentes del mundo: el Lago Epecuén, que por su salinidad sólo es comparable con el Mar Muerto. Sus aguas concentran 200 gramos de sal por cada litro que tienen efectos sedativos beneficiosos para el bienestar personal.

El Lago Epecuén aporta además 22 minerales que favorecen tratamientos para el acné, la artritis, artrosis, psoriasis y diversas enfermedades de la piel.

Todo el año los hoteles utilizan estas aguas hipermarinas en sus piscinas, hidromasajes y servicios de spa utilizando también el fango del lago.

Los atardeceres sobre el Lago Epecuén son una postal que sorprende cada día a locales y turistas. Allí vive la tercera colonia más grande de flamencos de América que junto a otras aves playeras completan el escenario ideal para disfrutar de la naturaleza en su máximo esplendor.

Además, el destino ofrece la imperdible visita a las ruinas de ex Villa Epecuén, ícono del turismo desde inicio del siglo XX, que hace 30 años debido al exceso de lluvias y a una deficiente planificación hidráulica quedó bajo agua.

La hipersalinidad del Lago Epecuén, hizo que las construcciones no pudieran recuperarse y la villa quedó en ruinas.

En los últimos años el nivel del agua descendió y estas ruinas afloraron otorgando a este sitio un aura original que es utilizado por muchos creativos para desarrollar sus obras, desde fotógrafos, documentalistas, publicistas.

Récord mundial

El Lago Epecuén fue escenario  del récord mundial Guinness cuando 1941 personas flotaron tomadas de las manos.

El Lago es un flotario natural por su hipersalinidad y permitió lograr este récord único en el mundo para orgullo de todos los argentinos.

Una leyenda

Epecuén era una india que se enamoró de Carhué. Dice la leyenda que sus lágrimas por la muerte de su amado hicieron que el Lago que lleva su nombre sea tan salado. 

Hoy un mural de mosaicos lleva su rostro y completa la postal perfecta sobre el Lago Epecuén, haciendo referencia a esta leyenda.