Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Bahía Blanca: desde el centro al parque de mayo

Entre la Plaza Rivadavia y el Parque de Mayo no existe una distancia considerable. Tanto en uno como en otro extremo se encuentran sectores que están disponibles para poder observar.

El principal paseo público de Bahía Blanca, el Parque de Mayo, fue creado en 1906, como un espacio central del que hubiese sido el primer barrio parque de Bahía Blanca, conocido como Barrio Parque Adornado. Ese intento, impulsado por tres inversores, no prosperó en el tiempo, al punto que apenas se construyeron tres chalés (ya demolidos).

Con el tiempo, el municipio fue adquiriendo por distintas vías la totalidad de los terrenos, hasta conformar el espacio que desde 1910 lleva el nombre de Parque de Mayo. Desde su habilitación, el lugar fue el elegido por la sociedad bahiense como el sitio preferido de paseo y recreación.

También fueron varias las entidades y vecinos que lo eligieron para ubicar distintos monumentos, los cuales conforman en la actualidad una de las más calificadas propuestas culturales y turísticas de la ciudad, dando cuenta con su presencia de distintos momentos, homenajes y vivencias de la historia local.

Mirando a los Andes

La era estatuaria local, según la definió una revista de la época, la abrió la estatua al general José de San Martín, ubicada a pocos metros del canal Maldonado e inaugurada en mayo de 1910. Fue un obsequio de la juventud bahiense a la ciudad, en ocasión de celebrarse el primer centenario de la Revolución de Mayo, y adquirida a partir de una colecta popular.

Fundida en bronce en Buenos Aires –copiando el modelo de la estatua existente en la plaza San Martín-- el pedestal fue diseñado por los arquitectos Gregorio Salamandekov y Joaquín Saurí, y aunque siempre se lo consideró “provisorio”, se ha mantenido con su diseño original desde entonces.

La ubicación de la obra en el parque fue muy cuestionada en su momento, argumentando lo lejos que quedaba el lugar para los escolares que pretendieran asistir a los actos patrios, como por quedar un tanto escondido a la vista cotidiana. Sin embargo nunca se concretó ese traslado y la figura del Libertador, con su mano apuntando a la cordillera de los Andes, sigue siendo una postal de nuestra ciudad.

Todos los fundadores

En 1932 se inauguró, en el remate de la calle de acceso al parque, el Monumento a los Fundadores, también solventado con el dinero de los vecinos y contratado con el escultor César Sforza.

La idea original era que sería un homenaje al coronel Ramón Estomba, fundador del fuerte, y que sería inaugurado el 11 de abril de 1928, fecha del centenario de la ciudad. Sin embargo los tiempos fueron otros y recién quedó terminado cinco años después.

Emplazado sobre un pedestal revestido en granito traído de Alemania, la obra se remata con un conjunto escultórico de bronce que reúne a una mujer –representando al país--, un soldado, un colono y un indígena, todos parte de la etapa fundacional de nuestra ciudad. Colocar ofrendas en su base es una de las costumbres locales cada 11 de abril.

Un hueco para un reloj

En 1928 la comunidad sirio libanesa recibió autorización del municipio para colocar un monumento en adhesión a los cien años de la fundación de la ciudad en el parque, a pocos metros del acceso. La obra elegida fue un particular pilar-reloj, construido por Justo José Querel, el mismo que en esos años construyera el palacio de Tribunales y el edificio de la biblioteca Rivadavia.