Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Martín Prost: el pigüense que aún sueña con jugar en Primera

Con 29 años y un amplio recorrido por varias categorías del fútbol argentino, el delantero se siente feliz por cómo se desarrolló su carrera.
Gentileza: Prensa de Agropecuario y de Juventud Unida.

Por Gabriel Colla

   Desde las inferiores hasta la actualidad en Agropecuario, la carrera de Martín Prost estuvo forjada a base de goles y buenos resultados, aunque también hubo piedras en el camino.

   “Cumplí mi sueño de jugar Nacional B, ahora mi meta es llegar a Primera”, aseguró el delantero, que si bien tuvo dos ofertas para llegar a la máxima categoría, prefirió priorizar lo económico para asegurar el bienestar de su familia antes que el propio.

   Nació el 11 de julio de 1988 y es el cuarto de cinco hermanos. Inició su camino en el fútbol desde chico, en Club Sarmiento de Pigüé, su ciudad de origen. Luego pasó por Boca Juniors, Tiro Federal de Puan, Huracán (TA), la CAI de Comodoro, Sarmiento de Junín, Gimnasia de Mendoza, Gimnasia de Concepción del Uruguay, Juventud Unida de Gualeguaychú y hoy se encuentra en el equipo de Carlos Casares.

Gentileza: Prensa Juventud Unida

   A los 13 años ingresó al club Xeneixe, pero decidió volverse porque extrañaba a su familia. A los 17 debutó en la Primera de Club Sarmiento, entidad que los vio nacer futbolísticamente.

   Pero Martín tiene bien presente el momento, en el que hubo un antes y un después en su carrera: “Era un jugador que le costaba entrenar y tener la cabeza en el fútbol. Cuando fui a Tiro (de Puan) hice un cambio en mi vida, empecé a controlarme en las comidas y en las salidas”.

   Además, sostuvo que todo lo que le pasó como futbolista se lo debe a Eduardo Salvi, quien lo llevó al conjunto puanense. Ese año (2010) fue goleador del “Tártaro”, aunque no pudo coronarlo con un título.

   Su carrera dio un salto y un año después llegó a jugar el Torneo Argentino A.

   Pero no todo fue en camino ascendente. En 2012, luego de rechazar un oferta de Primera división (por temas contractuales), fue a jugar a la CAI (Argentino B).

   “En una semana bajé tres categorías”, sentenció el delantero.

   Sin embargo admitió que lo que lo ayudó a salir adelante fue la desconfianza que muchos tuvieron sobre él: “Nunca nadie creyó en mi, siempre se decía que era `vago´ para entrenar, que me iba a volver. Todas esas cosas me fueron haciendo fuerte. Llega un momento donde tenés que demostrarte a vos mismo que podés y por eso nunca bajé los brazos”.

   Su esfuerzo dio frutos al año siguiente, cuando de la mano de Sarmiento de Junín cumplió su sueño: jugar Nacional B.

   “Se me ponía la piel de gallina porque recordaba de donde había salido, de donde venía”, detalló el delantero.

   Remarcó que siempre tuvo el apoyo de su familia, a pesar de encontrarse lejos, y que la distancia muchas veces le jugó en contra, ya que (como el mismo se describe) es muy “familiero”.

   Pero en el equipo Verde también tuvo malas. Con el cambio de director técnico ---para la temporada 2013/14-- fue notificado que no sería tenido en cuenta.

   “Fue un golpe duro porque era la primera vez que alguien me decía que no me podía quedar en un club y, además, me sentía en mi mejor momento”, aseguró.

   Triste por como se dieron las cosas, Prost fue a Mendoza y se sumó a Gimansia para afrontar el Federal A. Allí consiguió el ascenso.

   En 2015 formó parte de Gimasia y Esgrima de Concepción, donde se propuso una meta: volver a jugar en el Nacional B.

   “Ahí me dí cuenta que no tenía que ascender, tenía que hacer goles porque es lo que los demás equipos ven”, contó Martín, quien en esa temporada quedó segundo en la tabla de goleadores.

   El año pasado jugó en Juventud Unida de Gualeguaychú, equipo de la segunda división del fútbol argentino, donde pudo mantener la categoría.

   Actualmente se encuentra en Agropecuario de Carlos Casares, uno de los equipos que más se reforzó en la pretemporada, luego de rechazar otra oferta para jugar en Primera.

   “Iba a ser la sexta opción entre los delantero, no un jugador que podía estar entre los 18”, explicó.

   Padre de Martiniano e Isabella, pasó de jugar la Liga Regional de Fútbol de Coronel Suárez al Nacional B en menos de 7 años y espera poder tener un buen torneo para que llegue, por fin, una propuesta que lo conforme desde lo económico, poder debutar en la Superliga y cumplir su gran sueño.