Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Por ahora, lejos de otros candidatos

Frente a Rusia primó la paciencia y una ambición constante que se tradujo en dominio territorial, aunque el seleccionado continuó atado al desequilibrio de Messi.

No por la capacidad de sus individualidades, pero sí por funcionamiento y eficacia, la Selección se ubica hoy un escalón por debajo de Brasil, España, Alemania y Francia, que asoman como los principales candidatos a levantar la próxima Copa de Mundo que se disputará en Rusia.

El aspecto más positivo del actual panorama es que aún queda mucho camino por recorrer en las distintas competiciones locales e internacionales de clubes y poco más seis meses por delante para ir ajustando detalles específicos que mejoren el rendimiento futbolístico del equipo.

En junio, en un torneo mano a mano y con las variadas circunstancias que suelen presentarse en una cita ecuménica, los cambios pueden ser rotundos. Sobran ejemplos a lo largo de la historia. Los niveles suben o bajan; cuestan sostenerlos. Se circunscriben a un determinado momento. Sin embargo, la consolidación de un estilo de juego confiable siempre será un argumento de relevancia para sostener la esperanza.

En esa tarea se encuentra el técnico albiceleste Jorge Sampaoli. Con aires tranquilos y sin la presión que significó conseguir la clasificación sobre el cierre de las Eliminatorias. La gira preparatoria por el país organizador empezó a desandar una etapa de prueba y error, donde el entrenador intentará fijar decididamente su idea y a partir de su observación completar buena parte de los casilleros de la lista definitiva de convocados.

Su desafío más importante será hallar variantes para no depender exclusivamente de Lionel Messi, como sucede en los últimos años. Salir de esa previsibilidad cuando el capitán no maneje el ritmo de nuestro representativo será clave. Para lograrlo habrá entonces que apelar a la dinámica y al movimiento constante para sorprender al rival cuando La Pulga baje su intensidad o sea objeto de una marca dura que lo aisle del resto de sus compañeros.

Frente a Rusia primó la paciencia y una ambición constante que se tradujo en dominio territorial, aunque el seleccionado continuó atado al desequilibrio de Messi. Una actuación discreta le bastó al “10” para poner de manifiesto su preponderancia. Tres o cuatro pinceladas de su clase, un envío que aterrizó en el techo de la red y la habilitación para la corrida de Cristian Pavón que derivó en el gol del Kun Agüero para el triunfo, resultaron suficientes para alterar el sistema defensivo del flojo conjunto anfitrión.

En el análisis más general, algunos aspectos vinculados al juego (la personalidad y el compromiso), la sobriedad del bahiense Germán Pezzella, la aparición de Giovani Lo Celso, el aporte de Pavón y la ratificación del gran presente por el que atraviesa Sergio Agüero fueron los puntos de mayor consideración tras el primer test premundialista.

Mañana frente a Nigeria –también con un lugar asegurado entre los 32 participantes en Rusia 2018–, sin la presencia de Messi y tal vez con una formación renovada, será turno de un segundo amistoso de cierta exigencia para seguir dando pasos lentos y firmes hacia la búsqueda pretendida.