Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Trump, en guerra con el deporte

Donald Trump volvió a dar en los últimos días una nueva muestra de su arrogancia. Como si a su turbulenta gestión no le sobraran problemas, esta vez chocó fuertemente con el mundo del deporte.

Desde su cuenta de Twitter, en otra de esas tantas combustiones que genera y ya no sorprenden a nadie, el presidente de los Estados Unidos se enfrentó con los jugadores de la NBA al suspender unilateralmente la visita a la Casa Blanca del equipo campeón de la última temporada.

La reacción surgió inmediatamente después de conocerse la decisión de Stephen Curry, la gran estrella de los Golden State Warriors, de no concurrir a la protocolar entrevista con el mandatario, prevista para febrero próximo.

“Nosotros básicamente no apoyamos lo que nuestro presidente ha dicho y las cosas que no ha dicho en el momento correcto”, explicó el basquetbolista. “Con suerte -agregó-, el no ir inspirará algún cambio para lo que toleramos en este país y lo que apoyamos, lo que se acepta y aquello ante lo que nos hacemos los tontos”, añadió.

“Ir a la Casa Blanca es considerado un gran honor. Stephen Curry está vacilando, por lo tanto queda retirada la invitación”, expresó Trump, fiel a su particular estilo y sin permitirse siquiera abrir un frente interno de negociación para impedir que se profundizara la grieta.

La tradición indica que los equipos campeones en los principales deportes de los Estados Unidos desembocan en una visita del plantel a la sede del Gobierno, con una foto junto al presidente. Le tocó en su momento a Emanuel Ginóbili, quien asistió con el plantel de los San Antonio Spurs a los respectivos encuentros con George W. Bush y Barack Obama.

Las respuestas a la postura presidencial no tardaron en sucederse. En ese sentido, LeBron James fue el más tajante. Llamó a Trump “holgazán” y le endilgó que “¡Ir a la Casa Blanca era un placer hasta que llegó usted!”.

Detrás del astro de los Cleveland Cavalliers se encolumnaron otras celebridades como Kobe Bryant, Magic Johnson, Chris Paul y Draymond Green, quienes seguramente no serán los últimos ni los únicos.

Además, la entidad de Oakland emitió un comunicado en el que despejó todas las dudas, argumentando que aprovechará su viaje a Washington para celebrar “la igualdad, la diversidad y la inclusión”.

El cruce, que adquirió significativa relevancia por tratarse de deportistas de élite, se produjo horas más tarde de que Trump dijera en Alabama que los propietarios de las franquicias de fútbol americano deberían despedir a los jugadores que se arrodillan durante el himno nacional.

Varias figuras de la NFL asumieron en este tiempo la actitud de escuchar la canción patria de esa manera como señal de protesta contra el tratamiento de la policía a la gente de color y la injusticia social.

Las duras críticas provocaron también el unánime rechazo de la NFL a través de su comisionado Roger Goodell, quien aseguró que los comentarios del magnate neoyorkino son “divisorios” y representan una “desafortunada falta de respeto”.

Con sus recientes agravios, Trump eligió dejar de lado por un rato su disputa con el líder norcoreano Kim Jong-un y le declaró la guerra al deporte de su país. Como para no perder esa costumbre de sentirse siempre en el centro de la escena mundial…