Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Boca vive un verano alborotado

En tan solo dos meses, el panorama en Boca varió sustancialmente. En este tiempo de largo receso veraniego pasó de un estado de gracia a un presente de conflictos que perturban la preparación con miras a la reanudación del torneo de Primera división.

La escuadra xeneize había cerrado el año 2016 con una serie de victorias y actuaciones convincentes para irse de vacaciones como puntero del certamen, con tres unidades de ventaja sobre sus inmediatos perseguidores. Y aun cuando arrancará en la cima de la tabla de posiciones, con la sucesión de escándalos conocidos parece no poder controlar su autodestrucción.

A la salida de Carlos Tevez para alistarse en el multimillonario fútbol de China fueron agregándose otras circunstancias que causaron gran impacto. Las escuchas de su presidente Daniel Angelici solicitando beneficios en la AFA, las trompadas televisadas en vivo entre Juan Manuel Insaurralde y Jonathan Silva durante una práctica y el ataque de furia de Ricardo Centurión en los pasillos de un hotel de Mar del Plata provocaron un evidente daño interno que lo dejaron sin paz.

Al punto que, a partir de los repetidos actos de indisciplina, comenzó a cuestionarse la autoridad del director técnico Guillermo Barros Schelotto sobre un grupo de futbolistas que denota un peligroso grado de intolerancia.

Después de la intempestiva reacción a los gritos para poner fin a la pelea, el propio entrenador pidió a los dirigentes que Insaurrralde y Silva no fueran sancionados. Sin embargo, para no marcar un antecedente ni expresar una imagen de debilidad, la comisión directiva tomó la decisión de multarlos con una quita de 15 días en sus salarios, además una parte de la prima anual que perciben. Como pena añadida, tampoco podrán jugar por el término de dos semanas. La medida poco los afectará y coincidirá con los amistosos que se desarrollarán antes del regreso de la competición oficial.

Centurión, por su parte, fue exculpado. Como también lo había sido luego de huir de un choque vial en septiembre pasado. Su relación con Boca finalizará a mediados de año y con estos antecedentes será difícil que prosiga.

El plano estrictamente futbolístico inquieta todavía más a sus hinchas. Las derrotas con River y Aldosivi –básicamente la sufrida ante el Tiburón– desnudaron las limitaciones colectivas de la formación auriazul. En especial, las dudas que se generan desde el arco con el juvenil Axel Werner y las fragilidades defensivas expresadas en los siete goles que recibió durante los últimos tres partidos.

No es todo. A la alarma que se encendió por el flojo rendimiento del equipo del Mellizo se suma la incertidumbre sobre la continuidad de Fernando Gago, el único referente de peso que le queda al plantel boquense. El volante mantiene diferencias para sellar su vínculo contractual y aunque confían en que firmará la renovación, por el momento la negociación se mantiene abierta e indefinida.

Sin copas internacionales a la vista, el principal objetivo de Boca en el semestre es ganar el título argentino para regresar a la Libertadores en 2018. Es, casi, una obligación. De todos modos, para conseguirlo, será esencial que recupere la calma y, fundamentalmente, que los resultados despejen el frente de tormenta que hoy azota al club de La Ribera.