Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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Para Macri, todo está en su lugar

Las encuestas terminaron de convencer a Macri: Bullrich le aseguraría a Cambiemos en la provincia un piso de 34/35 % de los votos contra cualquier peronista.
Para Macri, todo está en su lugar. Crónicas de la república La Nueva. Bahía Blanca

Dos gruesas líneas quedaron grabadas a fuego en el Gobierno, en el Pro en particular y en Cambiemos en general. Y de allí para abajo fue que el viernes, bastante antes de lo que aseguraban los infaltables voceros del oficialismo, todo se pudo cerrar.

La primera línea se sostiene por sí sola apenas se mira el armado de las listas del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, madre de todas las batallas. Dicho esto más allá de algunas zancadillas que merecen ser contadas que jalonaron ese armado. Esto es que, sin importar el lustre de los apellidos ni su peso real o ficticio en el electorado, los candidatos que no figurarán en ninguna lista son María Eugenia Vidal y Mauricio Macri. Ellos son los que "vencerán" en octubre -según los números de sus encuestadores- a los candidatos del cristinismo, el massismo o el randazzismo.

El orden no es ocioso: la gobernadora es la dirigente con mejor imagen del país y, por si fuese poco, le lleva varios puntos de ventaja a su jefe nacional y mentor de su fulgurante aparición en la escena como "la chica buena" de la política.

La segunda línea de esas comprobaciones, por encima del trapicheo de los armados, es que Jaime Durán Barba una vez más se salió con la suya. El ecuatoriano no sólo sugería sino que esta vez reclamaba una mujer al frente de una de las listas de la provincia. Su candidata era Gladys González, la hasta ahora titular de la Cuenca Matanza-Riachuelo y que en el oficialismo no se cansan de repetir que carga en sus alforjas una cucarda mayor: haber mandado preso a un pesado entre los pesados del sindicalismo prebendario y mafioso como es el "Caballo" Suárez.

El consultor defendía además el perfil de González de cara a la sociedad: "En los focus group la ven muy parecida a María Eugenia". Macri le llevó el apunte hasta ahí nomas: Gladys terminó de segunda en la lista de senadores detrás de Esteban Bullrich, porque el presidente tenía un plan mejor, que era encumbrar como cabeza de lista para diputados a la "Hormiguita" Graciela Ocaña. Su perfil altísimo en la lucha contra las mafias y la corrupción de los ocho años de gobierno de Cristina Fernández pudieron más que las ensoñaciones de su consultor de cabecera.

Esos enjuagues dejaron afuera, y no de la mejor manera, al neurocientífico Facundo Manes. El hombre pretendía ser cabeza de lista en diputados y no ofrecía espacio alguno para negociar. Vidal lo quería "sí o sí" pero no hubo caso. El viernes por la mañana recibió la enésima negativa de Manes durante una reunión en el piso 19 de la sede porteña del Banco Provincia. Federico Salvai, el brazo derecho de Vidal, fue mudo testigo del rechazo.

La gobernadora lo ubicó a Macri en el celular cuando el presidente iniciaba una recorrida en Avellaneda con Bullrich, su flamante primer candidato a senador. "Dice que o es cabeza de lista o se va a su casa", le confesó. "Que se vaya a su casa", le respondió secamente el presidente, quien ya por la tarde en Olivos y delante de un par de empresarios con los que estaba reunido, se declaró "cansado de algunos egos". No hizo falta que aclarase a quién se refería.

Un párrafo aparte mereció por esas horas la entronización del ministro de Educación. Bullrich juró hasta el último minuto que si le daban a elegir prefería quedarse en el Palacio Pizzurno hasta el fin del mandato. Pero que se sentía "un soldado" del presidente.

Las encuestas que aterrizaron en la mesa chica de Olivos entre jueves y viernes terminaron de convencer al presidente, que casi se había emperrado en esa candidatura: el titular educativo le aseguraría a Cambiemos en la provincia un piso de 34/35 % de los votos con cualquiera de los candidatos del peronismo o del Frente de Unidad Ciudadana contra los que fue medido. Con Cristina, Scioli o Magario, el ministro siempre midió lo mismo.

Tal vez ese dato no sea anecdótico, ni mucho menos, sino un anticipo, como decían el viernes los estrategas de la Jefatura de Gabinete, de que efectivamente el electorado bonaerense identifica a Vidal, y en una de esas por extensión al propio Macri, como "sus candidatos". Y por valor agregado que la pelea en las elecciones de octubre se centrará nomás allí donde el presidente buscó todo este tiempo que se centre: "Nosotros o la vuelta al caos, el futuro frente al pasado, la esperanza o un país donde nadie quiera invertir".

Un escenario que esos mismos confidentes reconocían que ayudó a construir el lanzamiento del nuevo espacio de la expresidenta en Arsenal. Algo de razón los asiste: el escenario que propone Cristina desde Unidad Ciudadana es el de confrontación extrema entre un modelo, el suyo, que se autotitula "defensor de los pobres". De los "pobres" que generó Macri, se entiende. Como si el 29 % de pobreza que dejó su gestión fuera un dato de otra galaxia. Y el de Macri, que vendría a encarnar el perverso neoliberalismo "al que hay que ponerle límites". Música para los oídos del macrismo que en boca de Peña se sintetizó en una sola frase: "No engañan a nadie, más que al grupo que los sigue, son el pasado al que la gente ya ha dicho que no quiere volver".

Como todo en política, habrá que ver para creer.