Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Trump y la realidad interior

Trump y la realidad interior. Crónicas de la república La Nueva. Bahía Blanca

En despachos del gabinete había raptos de euforia luego del regreso de Macri desde los Estados Unidos. Un impredecible Donald Trump, que hoy recibe críticas cerradas tanto fuera como dentro de su propio país, y suele decirse que nadie sabe para dónde va a salir disparado (que lo digan Merkel o Peña Nieto), llenó de elogios al presidente argentino y hasta le dio chapa de líder regional al proponerle que se ponga al frente de una cruzada para frenar los abusos de poder de Nicolás Maduro y volver a una Venezuela democrática.

Alimentan tres datos que parecen menores pero tienen su simbolismo político: habilitó el Global Entry para los argentinos, un sistema de ágil ingreso a EE.UU. que sólo tienen nueve países en el mundo, apoyó decididamente el reingreso del país a la OCDE, un gesto del que hasta Barack Obama se había distanciado, y también se comprometió con la apertura a la llegada de limones tucumanos.

Macri cosechó elogios allí donde estuvo, con los senadores y representantes en el Capitolio, y en las reuniones con CEOS y ejecutivos de las ms altas empresas de ese país, un buen síntoma que ya había experimentado el día previo en Houston cuando se reunió con empresarios petroleros que le expresaron su interés por invertir en Vaca Muerta.

El presidente cree, o está altamente convencido, de que su plan para sacar el país adelante, erradicar la pobreza y generar miles de nuevos puestos de trabajo, además del necesario e impostergable componente local, pasa también por ahí. Por la vuelta al mundo que proclamó desde el comienzo. Un escenario que en verdad se ha ido plasmando desde aquel viaje de Obama en 2016.

La coincidencia con Trump por Venezuela le permitió reafirmar un concepto que tiene mucho de política interna, y hasta de chicana en tiempos electorales: "Nosotros íbamos hacia ese camino", dijo en Washington y lo repitió el viernes en un par de actos en territorio bonaerense, con el kirchnerismo como destinatario directo del mensaje.

El presidente aprovecha su buen momento, que en aquel plano del reingreso a las grandes ligas se reforzará en mayo con visitas a China y Japón, y en junio con la llegada de Angela Merkel, que le ha reportado en abril la recuperación de su imagen a los niveles de 2015, levemente superior al 50 %.

Convendría poner las cosas en su justa medida: regresar al mundo y con ello combatir la pobreza y crear empleo genuino, además de generar políticas internas profundas que todavía no se ven, llevará tiempo. Bastante más que el de las urgencias del oficialismo por presentar hechos concretos antes de las elecciones de octubre. Y con un escenario local que sigue sin ayudar.

Hay que decirlo: Macri recibió elogios a mano llena en Washington, pero escuchó a la vez la misma cantinela que en sus visitas a España y Holanda. Los empresarios insisten en que planean invertir pero prefieren esperar a ver el resultado de las elecciones de octubre. Desconfían de una vuelta al populismo y quieren saber si hay riesgo de perder las elecciones y enturbiar el panorama hacia 2019, y más allá.

En todo caso, a varios de quienes lo consultaron, con los ministros Cabrera y Aranguren como testigos, les dijo que estaba absolutamente seguro que Cambiemos ganará las elecciones porque la gente no quiere volver al pasado, aunque haya sectores que no la estén pasando bien. "Ellos confían, pero como todo hombre de negocios que apuesta a una inversión, quieren esperar y ver", buscó entenderlos uno de esos ministros.

Macri ha logrado acomodar los tantos en el rodeo propio. Carrió será candidata en Capital, no habrá definitivamente espacio para Martín Lousteau, que si quiere competir tendrá que hacerlo por afuera, y en la provincia Esteban Bullrich sea el candidato a senador. Entre Gladys González y Facundo Manes saldrá quien encabece la lista de diputados. Siempre bajo la misma consigna: la campaña se la ponen al hombro Macri y Vidal y ellos son "los candidatos".

El Gobierno a su vez no deja de agradecer los buenos servicios que sigue prestando Cristina Fernández como "jefa de campaña" de Cambiemos. El estallido de la crisis en una Santa Cruz que los Kirchner manejaron como su patio de estancia durante 25 años es un pelotazo en contra para los cristinistas que proponen una vuelta al pasado. Tanto como también lo es la escandalosa saga de mentiras de la doctora a través de las redes buscando ensuciar periodistas con imágenes truchas.

Tal vez por esas mismas razones cunde la desesperación en el peronismo que no quiere saber más nada con ella y busca su destino en las elecciones de octubre. Una frase de Florencio Randazzo refleja acabadamente ese momento: "No caigamos en la trampa, tenemos que unirnos, el único enemigo es Macri", rogó en un acto el miércoles. Claro que esa unión, vale la aclaración de los propios randazzistas, no incluye a la doctora y sus fanáticos.

Todos, oficialismo y oposición, miran hacia el 24 de junio: ese día habrá que inscribir candidatos y se sabrá si ella se presenta o no. Enorme paradoja: hay más macristas que peronistas rezando para que la dama compita.