Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Extreman medidas para no devaluar

Axel Kicillof se puso como objetivo no repetir la experiencia de este año. Ya con un aliado al frente del Central, Alejandro Vanoli, la idea es extremar medidas para no tener que devaluar, o al menos evitar hacerlo abruptamente como en el último enero, cuando la divisa saltó más de un 20% en un solo día, desde $ 6,50 a $ 8. Fue, en definitiva, el único salto cambiario del dólar oficial de esta magnitud en más de diez años de gobierno kirchnerista, más allá de los deslizamientos que viene sufriendo el tipo de cambio en los últimos años.

Aquella decisión correspondió exclusivamente al extitular del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, que perseguía algunos objetivos concretos, como devolverle cierta competitividad al sector exportador y sobre todo apurar la liquidación de divisas del sector cerealero para recomponer reservas.

Sin embargo, la propia devaluación terminó generando una aceleración inflacionaria que a los pocos meses borró la mejora de la competitividad que se había conseguido por el aumento del tipo de cambio. Ahora el escenario no es muy distinto al de hace un año: atraso del dólar oficial, pérdida de reservas, inflación alta e importante presión cambiaria. Claro que ahora el enfoque es distinto para enfrentar este cuadro y la idea es resistir las presiones del mercado para sincerar el verdadero nivel de la divisa.

Hacia este objetivo apuntan las distintas medidas que viene implementando el equipo económico. Se trata de decisiones relativamente articuladas, sin que pueda considerarse un plan:

Seguir absorbiendo pesos del mercado: el Central ya colocó $ 80.000 millones en Lebac y Nobac para reducir la cantidad de pesos en circulación. Ahora se sumará a la tarea el Tesoro, a través de la emisión de bonos ajustados por el tipo de cambio oficial (“dollar linked”). De esta manera, se busca que el gobierno consiga vía endeudamiento los recursos que precisa en vez de pedirle dinero al Central. Así se busca que no aumente la cantidad de pesos en circulación, lo que debería ayudar a bajar la inflación y también la presión sobre el tipo de cambio.

Conseguir divisas por distintas vías: Además de “secar” la plaza de pesos, es fundamental en esta etapa evitar que el Central siga perdiendo reservas. Sucede que en la medida que se deteriora el ratio de base monetaria versus reservas, aumenta el “blue”. En ese sentido, es tan importante evitar que aumente la cantidad de pesos como que no sigan bajando las reservas. Entre la licitación de la banda 4 G para el servicio de telecomunicaciones, que dejaría cerca de 2.000 millones de dólares, y las negociaciones con los agroexportadores para que liquiden divisas se busca equilibrar el stock de divisas del Central. La estabilidad de las reservas resulta hoy un aspecto crítico para evitar que aumente todavía más la brecha cambiaria.

Ir a fondo con la política del “garrote”: El “megaoperativo” que ordenó el BCRA sobre sociedades de Bolsa, cooperativas y financieras se produjo al mismo tiempo que volvía a saltar el dólar que surge de la operatoria de dolarización a través del mercado bursátil. El llamado “contado con liquidación” se encaminaba nuevamente al ascenso, hasta que apareció la Gendarmería en el microcentro. Así, el gobierno quiere reducir a su mínima expresión la operatoria bursátil que apunta a la dolarización de carteras para que no presione sobre el “blue”. Y todo indica que esos controles serán todavía más estrictos a medida que se acerque fin de año.

La apuesta de Kicillof es más que complicada, aunque tiene derecho a dar la batalla.