Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La incertidumbre es total a tres días de entrar en default

Nadie sabe a ciencia cierta qué caminos tomará el gobierno si declara la cesación de pagos el miércoles que viene. El oficialismo trata de minimizar las posibles consecuencias.
La delegación argentina, que fue el viernes a negociar con el abogado Daniel Pollack, vino con las manos vacías.

Agencia DyN

El país ingresó esta semana en la cuenta regresiva para lograr un acuerdo con los holdouts que evite caer en un nuevo default de la deuda pública, pero reinaba la incertidumbre sobre los pasos que dará el gobierno sobre si enviará una comitiva a Estados Unidos para seguir la negociación o si limitará el contacto a conversaciones telefónicas.

En este contexto, referentes del oficialismo y la oposición discreparon sobre la magnitud del impacto que tendrá en la economía local si el país cae en default, aunque todos coincidieron en que no será tan trágico como en la cesación de pagos de 2002, en el marco de una crisis económica y social.

El miércoles vencerá el período de gracia que tenía Argentina para evitar entrar en default, dado que no efectivizó el pago del vencimiento de intereses de la deuda a bonistas reestructurados que operó el 30 de junio porque el juez Thomas Griesa ordenó devolver al país el dinero que el gobierno había depositado para ese fin en las cuentas que el Banco de Nueva York Mellon (BoNY) tiene en el Banco Central.

Los dos encuentros mantenidos la semana pasada por el equipo encabezado por el secretario de Finanzas, Pablo López, con el abogado Daniel Pollack, designado por Griesa como mediador en el conflicto, fueron infructuosos, ya que el juez no repuso el stay (medida cautelar) para destrabar ese pago.

Por el lado oficial, el diputado Héctor Recalde relativizó las consecuencias de un eventual default al afirmar que "no va a tener consecuencias trágicas porque no estamos en 2002, y el mercado interno va a seguir más o menos como en la actualidad, no va a haber alteraciones".

Explicó que "en enero recuperaremos ampliamente las posibilidades de negociación para que no nos apliquen la cláusula" Rufo (por sus siglas en inglés) que impide ofrecer a los holdouts en forma voluntaria un pago mejor que el recibido por bonistas que ingresaron al canje de deuda de 2005 y 2010.

En cambio, el presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, advirtió que "lo que va a ocurrir es que los problemas con los cuales ya convivimos los argentinos desde hace mucho tiempo y que nos preocupan, la inseguridad, la inflación, el desempleo, la falta de dólares, se van a acrecentar".