Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Automovilistas: ¡mucho cuidado con las motos!

El desenlace de muchos siniestros con participación de motovehículos está desairando a los automovilistas cuando los asiste la razón. Un problema que crece. Rodolfo Angeletti / rangeletti@lanueva.com

El cariz que están tomando los accidentes de tránsito que involucran a motociclistas y automovilistas se está acercando paulatinamente a una zona donde los reclamos dejan de estar signados por la justicia para pasar a estarlo por la viveza criolla y la deslealtad comercial.

La expansión del parque de motovehículos y el caos en que se ha convertido el tránsito en la ciudad ha multiplicado varias veces la cantidad de accidentes, en muchos casos con saldo fatal.

Paralelamente, la conflictividad producto de los siniestros con intervención de autos y motos se ha trasladado al mercado del seguro, donde muchas compañías se disputan un negocio de monedas, pero de mucho volumen.

Sin embargo, no pocos en el sector reconocen que “si mañana todas las compañías dejaran de asegurar motos darían las hurras”.

Mientras tanto la vida transcurre y nada mejor que colgarle el Sanbenito a algún desprevenido. Estos no parecen ser otros que los automovilistas que se ven involucrados en un accidente.

Al cabo de algún tiempo estos son anoticiados de que “el siniestro fue rechazado por la compañía”. No sólo eso, sino que aunque el ejercicio de su reclamo fue hecho por escrito, la “compañía sólo responde en forma verbal”.

Si bien es absolutamente cierto que el denunciante (asegurado) tiene libertad para relatar los hechos en su compañía, es muy llamativa la repetición de casos donde se alteran situaciones en las denuncias (carriles de circulación, señas previas a una maniobra denunciada por la otra parte como imprevista, señales de luces, velocidades o conductas penalizadas por las leyes de tránsito).

“A los que andan en moto no les creo nada. Yo manejo y me doy cuenta de lo que son las motos”, advirtió hace muy poco el inspector de una conocida compañía aseguradora que cubría al vehículo menor, durante uno de los tantos siniestros.

“Pero este es el reino del revés –dijo el automovilista-- la moto dobla a la izquierda en una avenida, desde el carril derecho en el sentido de circulación, no hace ninguna seña, la rozo sin consecuencias y resulta que va a mi compañía y reclama pérdida de piezas dentales y traumatismo de cadera”.

“El caso es que cambiar una óptica, enderezar un guardabarro y pintar capot y guardabarro a mí me cuesta 7 mil pesos”, dice en voz alta el conductor del auto.

“Y lo peor del caso es que por ahí termina cobrando –el motociclista--, porque mi compañía por evitarme un problema judicial, se hace cargo. Inaudito”, comenta.

Zona gris

Pero los sucesos tienen otra lectura, según los perjudicados. Desde algunas compañías con buena cantidad de pólizas de motos se estaría induciendo las declaraciones de sus asegurados, lisa y llanamente para evitar pagar los siniestros. En definitiva, se trata del testimonio de su asegurado.

Si no fuera así, cabe preguntarse “¿porqué alguien que choca, reconoce su culpabilidad y tiene cobertura de seguros (motociclista) se arriesgaría a mentir en lugar de ahorrarse problemas?

Pero, los automovilistas también deben asumir otro dato de la realidad: es muy difícil que en un pleito la justicia no termine dando la razón al vehículo menor.