Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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La lluvia de inversiones necesita un país ordenado

Sin efecto inflacionario, el consumo registró en julio una caída superior al 20%.

Guillermo Malisani

Agencia NA

La catarata de datos económicos y sociales negativos de los últimos días evaporó las esperanzas del Gobierno de lograr un segundo semestre de recuperación como había prometido y por eso apostó sus fichas al blanqueo de capitales en lugar de la lluvia de dólares que no llegó.

La actividad económica en brusco descenso; la desocupación en alza; la inflación que se mantiene en cifras elevadas; el consumo que se desvanece mes a mes; la inversión que no reacciona; y el déficit fiscal que no cede.

Como telón de fondo, una situación social que empezó aceleradamente a generar, en esferas oficiales, señales de preocupación por el temor de desbordes de imprevisibles consecuencias.

"Avizoramos un horizonte de conflicto si no hay reactivación.

Por ahora son protestas sectoriales, pero en la CGT representamos a todos los trabajadores y pedimos medidas urgentes", aseguró Juan Carlos Schmit, integrante del flamante triunvirato que dirige la central obrera.

Una muestra del clima social conflictivo quedó reflejada con la protesta de productores en Plaza de Mayo y el reparto de manzanas y peras a cientos de personas que viajaron desde lejos para conseguir unas frutas.

Mas allá de lo que mostró en cuanto a la situación social, esa manifestación dejó en claro que la baja de retenciones a las exportaciones y la devaluación no favoreció a todo el sector agropecuario.

Amplios segmentos del campo quedaron relegados de los beneficios que impulsó el macrismo porque la rebaja de retenciones favoreció a los exportadores pero no a los productores.

Ademas, los frutícolas patagónicos denunciaron que son los menos favorecidos en la cadena de comercialización, otro de los males argentinos que tampoco la actual administración de Mauricio Macri logró corregir.

Hasta el propio Gobierno admite que las promesas realizadas al inicio de la gestión no podrán ser cumplidas en su totalidad y que algunas de ellas se pasaron al 2017.

Que la inflación haya tenido una suave desaceleración no evitará que el año termine con un aumento en el costo de vida superior al 40% por encima del 25% esperado por el Ejecutivo.

En su informe de gestión en Diputados, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, reconoció que ese 25% de inflación anual -igual nivel que en 2015- recién se alcanzará en marzo del año que viene.

"No le acertamos por tres meses, sí, es verdad. Entre marzo 2016 y 2017 (la inflación) va a ser en torno al 25%", chicaneó Peña en el Congreso en una respuesta al exministro de Economía k, Axel Kicillof.

A lo largo de la semana, el INDEC difundió informes de empleo, actividad económica, balanza comercial y consumo y ninguno trajo noticias alentadoras.

Después de nueve meses sin estadísticas sobre desocupación, el Gobierno difundió la Encuesta Permanente de Hogares (EPH): 9,3% de la población está sin empleo y en ese período más de 450 mil personas pasaron a integrar ese segmento.

La economía se desbarrancó 4,3% en junio de acuerdo con datos oficiales y acumula un descenso del 1,3%, pero las estimaciones privadas aseguran que tercer trimestre continuará en baja.

Para la consultora de Orlando Ferreres, la actividad se desplomó 5% en julio y las perspectivas de una recuperación son prácticamente nulas.

En julio, el INDEC informó que la Argentina tuvo un superávit de 270 millones de dólares, pero si se analiza el resto de los datos desagregados surgen conclusiones preocupantes.

El saldo favorable fue consecuencia de una brusca caída en las importaciones, principalmente de bienes de capital e intermedios, dirigidos al sector manufacturero.