Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Paritarias intervenidas y teñidas por la política

Kicillof se ha convertido casi en el alter ego de Cristina Fernández: su palabra es tan fuerte que hasta hombres de larga trayectoria, como Aníbal Fernández, Julio De Vido y Carlos Tomada consultan al ministro.

José Calero / Agencia DyN

Los gremios alineados con el kirchnerismo, en especial la UOM, aceptaron a regañadientes el tope del 27% en las paritarias como un gesto a la presidenta Cristina Fernández, quien busca llegar al final de su mandato mostrando que ejerce el poder con mano firme y recordando que es quien "manda".

Los trabajosos acuerdos por paritarias le costaron mucho esfuerzo y enorme desgaste al líder metalúrgico Antonio Caló, también jefe de la CGT "Balcarce", de muy buen diálogo no sólo con la jefa de Estado sino también con Daniel Scioli.

"No conseguimos lo que queríamos", admitió el jefe de los obreros metalúrgicos, uno de los sectores que más creció durante la última década, y también el que más sufrió las políticas de los 90, cuando el cierre de fábricas fue algo habitual.

Tal vez esos datos de las últimas dos décadas de la Argentina expliquen por qué algunos sindicatos prefirieron no hacer olas en esta pulseada, a pesar de que el poder adquisitivo se sigue debilitando, porque la inflación se mantiene alta.

El propio Axel Kicillof debió salir a reconocer que los precios cerrarían 2015 con aumentos promedio del 20%, un nivel aún muy alto.

Fue una forma de decirle a los gremios que con las paritarias terminarán "ganando" unos siete puntos frente a la inflación, por lo que mejorará su poder adquisitivo, siempre y cuando los trabajadores le crean a las cifras del INDEC.

Si se repasa el entramado de sindicatos que finalmente arreglaron, emerge rápido el tono político que van tiñendo las paritarias.

Además de los metalúrgicos, le dieron el gusto a Cristina los obreros de la construcción (UOCRA), los encargados de edificios (SUTERH) -cuyo líder juega fuerte en el kirchnerismo porteño, los estatales de UPCN -el Estado es el único sector que siguió incorporando empleados en los últimos tres años- y los empleados de comercio.

Pero no todos los sindicatos aparecen convencidos de las bondades del rumbo político y económico, de allí que no está dicha la última palabra.