Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Brasil realiza un gran ajuste de gastos para recuperar credibilidad

"Este es el primer paso para que el país vuelva al crecimiento", agregó la presidenta Dilma Rousseff.
Foto: Archivo-LaNueva.

   Brasil congelará 69.900 millones de reales (22.580 millones de dólares) en gastos en programas de inversión, educación y salud este año, en un intento por convencer a los inversores de que la presidenta Dilma Rousseff está comprometida con preservar la calificación de grado de inversión del país.

   Además de la reducción del presupuesto, Rousseff ordenó más temprano el viernes un aumento del impuesto a las ganancias de los bancos, en una clara señal de que su Gobierno está listo para seguir adelante con la austeridad, pese a una oposición política férrea.

   El congelamiento presupuestario, que se ajustó a lo esperado por el mercado, fue el mayor desde que Rousseff asumió su primer mandato en 2011 y llevará a los gastos no obligatorios del Gobierno a los niveles de 2012.

   "Este es un un gran esfuerzo que indica la voluntad del Gobierno de cumplir con nuestra meta", dijo el ministro de Planificación, Nelson Barbosa, a los periodistas en Brasilia.

   "Este es el primer paso para que Brasil vuelva al crecimiento", agregó.

   Sin embargo, la mayoría de los analistas creen que no alcanzará para cumplir la meta fiscal brasileña de un superávit del 1,1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). 

   El Gobierno redujo la meta desde un 1,2 por ciento tras una revisión de cifras del PIB de los últimos años.

   El bloqueo de gastos, que es un ejercicio anual destinado a mostrar disciplina fiscal, fue de 44.000 millones de reales el año pasado.

   Barbosa dijo que el Gobierno congelará un total de 21.200 millones de reales para educación y salid, pero que se mantendrán programas sociales prioritarios.

   Desde que ganó la reelección en comicios muy reñidos en octubre, Rousseff elevó los impuestos en muchas categorías, desde los cosméticos hasta los automóviles, y limitó el gasto para reequilibrar las cuentas públicas y proteger la calificación crediticia de Brasil tras años de fuertes gastos.

   Esa austeridad enfrenta una fuerte resistencia de los aliados de Rousseff en el Congreso, quienes creen que un mayor endurecimiento sólo empeorará una esperada recesión este año.

   Los legisladores han suavizado dos medidas de recortes de pensiones y beneficios por desempleo. (Reuters)