Tres teléfonos públicos y otras postales

Maximiliano Allica

mallica@lanueva.com

Jefe de Noticias de La Nueva. Analista político y conductor del programa de actualidad "Allica y Prieta a las 12" que se emite por La Nueva Play. Ha hecho coberturas políticas en el país y en el extranjero. 

Enfrente del Club Olimpo, en la Plaza Rivadavia, hay un teléfono público. "No anda", sobreabunda un cuidacoches. En la plaza hay muchos cuidacoches, un oficio que se puede ejercer con amabilidad o bajo presión. "No anda", me ayuda. "Sí, sí, me imagino. Solo miraba", me llamó la atención.

En la primera cuadra de Brandsen hay restos de un arreglo de ABSA que todavía no está del todo arreglado. Por lo menos, el asfalto. Tampoco está buenísima la esquina con Chiclana y menos la siguiente con Brown. Nada, lo quería comentar, paso seguido por ahí.

Por otros lugares paso menos, pero de vez en cuando. Cerca del Hospital Penna, en Humboldt y Punta Alta, sobrevive esta pintada: "Insaurralde es Cristina". Un poco más allá, por el barrio San Miguel, agoniza un complejo de cientos de viviendas del Plan Federal que hace cuatro años no se termina. Peor aún: hace cuatro años que les dicen a cientos de familias que se está por terminar dentro de dos meses.

Enfrente de la Municipalidad, en la Plaza Rivadavia, hay un teléfono público. Tiene pegados carteles de los Bomberos Voluntarios del Noroeste pidiendo ayuda. Nadie me aclara nada, de ese lado no hay cuidacoches. Después pruebo con el wi-fi público siguiendo las instrucciones del cartel de la esquina. No tengo suerte.

En el Parque de Mayo hay un proyecto espectacular de natatorio que hace mucho no se mueve. Hicieron una estructura, pero está vacía. O sea, peor que la nada, que por lo menos no es proyecto ni promete. En el parque también hay bicisendas, que preferimos para caminar o correr. Y hay árboles sospechosos. Después de alguna lluvia, en algunos lugares hay un verde divino.

En Aldea Romana hay un autódromo. Tampoco en la ría hay un frente costero.

Enfrente de la Plaza Rivadavia, en Yrigoyen y Zelarrayán, sobrevive un cartel gigante con la cara de Randazzo. Dice "Gestión". A menos de media cuadra, la primera de San Martín, agoniza un local nunca inaugurado, que hace muy poco tenía carteles con la cara de Massa. Ahora está vacío. Ya no promete.

Enfrente de la Plaza Rivadavia, en Chiclana y O'Higgins, hay una garita de colectivos. Todavía tiene pegados afiches del último recital de Almafuerte.

En las calles de alrededor, en unos días, nos van a inundar con los afiches de gente que nos pedirá que cambiemos, que sigamos, que cambiemos pero, un poco, sigamos. Que los sigamos.

En Lavalle y San Martín hay un teléfono público que anda.