Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Un paseo para un sector postergado

Se trata de una franja de terreno de casi mil metros de recorrido por cien de ancho, que hoy es un espacio sin ningún uso.

Con dinero aportado por el Estado nacional para obras que mejoren los accesos a las ciudades, el municipio llevará adelante la materialización de un paseo en los terrenos que se ubican “detrás de la terminal de ómnibus” y que se extienden hasta la rotonda de la ruta 3 Norte, es decir, uno de los principales ingresos locales.

El lugar es hoy un verdadero descampado, sin uso desde que, en el año 1979, se estableció la terminal en la exestación de Rosario Puerto Belgrano y se planteó la generación de un parque en esas tierras con el nombre de “Parque Ramón Estomba”, que jamás fue materializado.

Se trata de una franja de terreno de casi mil metros de recorrido por cien de ancho, que hoy constituye un espacio sin ningún tratamiento paisajistico, sin uso ni destino, a pesar de poseer un potencial que no escapa a los ojos de cualquier entendido en cuestiones urbanas, como se ha señalado en más de una ocasión.

Los terrenos configuran una gran oportunidad para generar un paseo recreativo, de ocio y encuentro, en un sector históricamente postergado o ignorado para ese tipo de intervenciones.

Una encuesta realizada por la Municipalidad de Bahía Blanca determinó que la mayor parte de los vecinos del lugar concurren al paseo de las Esculturas y al Parque de Mayo, precisamente por carecer de un sitio atractivo cercano, que permita considerarlo como una alternativa de uso al ya tradicional paseo bahiense.

No se tratará entonces de un aporte menor, llamado a pasar inadvertido, la generación de un paseo con la plantación de unas dos mil plantas, además de la colocación de bancos, juegos, senderos y luminarias, imprescindibles en estos casos.

El Espacio público es concebido como el lugar de la expresión y de la apropiación social por excelencia, el que alberga el cotidiano transcurrir de la vida colectiva, el que da identidad y carácter a una ciudad, el que permite reconocerla y vivirla.

De allí, entonces, la trascendencia de comenzar a atender a los sectores que hoy carecen de un lugar cercano, al que los vecinos puedan hacer propio, y que se convierta en un lugar de encuentro y de refuerzo de la identidad.

Pocas inversiones resultan tan justificables como aquellas capaces de generar este tipo de beneficios.