Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Una poesía que late y conmueve

Denise Marcos fue finalista de un concurso de poesía. Una colecta en su colegio le permitió viajar a la Capital Federal.

Denise tiene apellido masculino: Marcos. Pero es una adolescente de 17 años, estudiante del colegio San Cayetano y que desde pequeña encontró en la poesía una manera de expresarse, de sacar sus sentimientos, de manifestarse, de dejar que salieran las sensaciones que poblaban su alma.

Era en parte un pasatiempo, asumiendo que “nunca fue de hablar mucho”, o al menos no hacerlo de manera convencional. Escribir, que es hablar reemplazando la lengua por la pluma, el aire por el papel, fue el camino que eligió.

La historia de Denise fue rescatada por una periodista de este diario, que en una sentida crónica dio cuenta de cómo una profesora de literatura la alentó a elegir uno de esos poemas en su cuaderno de tapas apretadas y enviarlo a unas Jornadas de Poesía organizadas por la Asociación de Poetas Argentinos.

Con la vergüenza propia de quien abre su intimidad, Denise eligió “El ángel de la muerte”, que habla sobre este singular ángel que, de acuerdo a algunas religiones, se encarga de recibir a las almas y las conduce adonde serán juzgadas para ser parte del paraíso o del infierno.

Denise explica que su poema habla de la muerte, pero que admite distintas interpretaciones. “Ha llegado a mi puerta/Un ángel sin avisar.../La he dejado abierta/Para que él pueda entrar”.

Su poema fue finalista del concurso. Una colecta realizada en el colegio le permitió viajar a la Capital Federal y participar de la etapa final, en la Legislatura de Buenos Aires, junto a otros 300 poetas del país.

El trabajo final fue escribir un poema que Denise hizo apoyada en un escrito de Luis Alberto Spinetta.

“No gané”, aclara, si es que el triunfo se mide en ser elegido su trabajo como el mejor. Pero la experiencia fue única y volvió a despertar su costado de poeta, o lo sacó de su ocasional letargo.

Los estudiosos señalan que la poesía, los poetas, han perdido en el siglo XX su protagonismo en la literatura, desplazados por los prosistas. Sin embargo, la magia los sigue acompañando y su escritura sigue siendo distintiva.

“Este ángel a mi puerta ha llegado/Ha de ser una ilusión/Y para mí una señal/de que toda herida sanará”. En tiempos de redes sociales y mensajes de 140 palabras, una poesía puede emocionar, como una rosa.