Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Al amparo de los fueros

La cuestión no es nueva, pero se actualiza cada tanto, a partir de la situación de decenas de políticos -la mayoría de ellos exfuncionarios públicos- que ocupan listas de candidatos para cargos legislativos buscando obtener fueros que los protejan del accionar de la justicia.

El expresidente Carlos Saúl Menem, a sus 87 años de edad, sigue integrando esas listas, para evitar condenas por acusaciones en su contra. Del mismo modo, muchos de los que fueran funcionarios de Cristina Fernández rápidamente se refugiaron en esas listas para ocupar una banca que los preserve de posibles procesos judiciales.

El caso más sonado por estas horas es el de Julio de Vido, exministro de Planificación de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, hoy diputado de la nación por Buenos Aires. El fiscal Carlos Stornelli acaba de pedir su detención por el presunto desvío de fondos públicos.

La justicia estableció que las maniobras de De Vido se realizaban a partir de convenios que involucran a los municipios de Río Gallegos y Río Turbio y a la facultad regional Santa Cruz de la Universidad Tecnológica Nacional.

Se trata de acuerdos sobre contrataciones jamás realizadas que implicaron un perjuicio a las arcas públicas de 840 millones de pesos.

La Constitución establece fueros parlamentarios desde 2000, de manera que los legisladores no pueden ser acusados en forma judicial por las actividades propias de su mandato, incluyendo opiniones o discursos. No pueden ser detenidos, excepto en caso de ser sorprendidos in fraganti cometiendo un delito. El artículo 70 establece que sólo el voto de los dos tercios de su cámara puede retirarle los fueros.

La idea (el espíritu) de la ley es mantener la división de poderes, impidiendo se encarcele a miembros de los otras ramas del Estado por cuestiones políticas. Lo que es claro, sin embargo, es que la justicia puede avanzar con el proceso judicial, más allá de tener ciertas limitaciones en su accionar.

La ley no obstaculiza el avance de las causas y tampoco hace que prescriban los delitos. Vale decir que lo importante es que la justicia siga investigando, reuniendo pruebas y teniendo listo el material.

Los fueros se terminan un día y “el largo brazo de la justicia” puede cumplir su demorada labor.