Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Los genéricos no se imponen

Mientras en los países del Primer Mundo los denominados genéricos llegan a ocupar casi el 70 por ciento del movimiento en materia de medicamentos, en nuestro país su mercado se reduce cada vez más, incluso a partir de la actitud de obras sociales que, sin dejar de cumplir la ley en la materia, adoptan conductas que le quitan poder a esa normativa.

La ley de genéricos data de 2002 y señala que los médicos deben indicar en sus recetas el nombre de la droga que prescriben, sin necesidad de especificar una marca comercial o “nombre de fantasía”.

Esto permite que la persona, una vez en la farmacia, pueda adquirir cualquier variante del medicamento, atendiendo que, en muchos casos, existen diferencias significativas en sus precios.

Los genéricos son medicamentos donde se indica la droga, sus componentes y el laboratorio que los fabrica, pero su costo es en la mayoría de los casos mucho menor, porque es menor su costo de fabricación.

Organismos oficiales, dependientes del ministerio de Salud de la Nación, garantizan su composición, calidad, equivalente a cualquier otro “de marca”.

Una de las causas del fracaso de la ley es que las obras sociales de mayor cantidad de afiliados -como PAMI e IOMA- exigen a sus médicos que además del nombre de la droga indiquen, en la misma receta, una marca en particular.

Esa actitud tienen consecuencias negativas, por cuanto los pacientes se inclinan luego por comprar la marca sugerida.

No resulta suficiente, al momento de la compra, la disposición del farmaceútico de explicar que, más allá de la sugerencia del médico, existen alternativas equivalentes, más económicas.

Por eso ahora algunos legisladores buscan corregir la ley para impedir que se siga aconsejando una marca comercial particular, en general relacionada con laboratorios que de alguna manera ejercen presión sobre las obras sociales o los propios profesionales de la medicina.

Sería entonces interesante que se intensificaran las campañas a favor de los genéricos, que los médicos tengan una actitud favorable a esa práctica -incluso más allá de sugerir una marca- y que el bienestar y beneficio de la mayoría sea más trascendente que el interés de algunos pocos.