Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El Cine Plaza es de otros

A principios del siglo XX, el arquitecto catalán Antoni Gaudí encontró objeciones en su proyecto para construir una vivienda para la familia Milá, en el Paseo de Gracia de Barcelona.

El inmueble, hoy patrimonio de la humanidad y visitado por millones de personas, avanzaba con una de sus columnas sobre la vereda, situación que no cumplía las normativas comunales.

gaudí respondió que quitaría esa columna y en su lugar colocaría un cartel con una leyenda del tipo: “la columna que aquí falta fue por decisión de...”, y el nombre de los funcionarios que se oponían.

Ninguno quiso quedar expuesto y en pocas horas la excepción fue aprobada, para bien de una obra de arte maravillosa.

Algo similar se debiera hacer en la ciudad cuando por posturas políticas, inconsistentes, vacías de sentido común, privan a todos de obras o intervenciones que podrían favorecer a la sociedad en su conjunto y que se terminan perdiendo sin que los responsables paguen por sus caprichos o manejos personales.

En 2008, el municipio tuvo la oportunidad de adquirir el cine Plaza, en el interior de la galería homónima.

Una sala histórica que había estado en uso hasta unos meses antes, que podía transformarse en municipal, para atender una demanda de la ciudad en materia de espacios donde desarrollar una diversidad de actividades recreativas y culturales.

Los propietarios tasaron el bien en 5 millones de pesos, para el municipio valía 3. Desde el Concejo Deliberante estallaron las voces opositoras.

“No es el momento”, dijo Marita Brusa; “No es prioridad y no se sabe qué se va a hacer con el lugar”, dijo Andrés de Leo; “Hay que ser cuidadoso con los gastos”, apuntó Saúl Figueroa, “No es conveniente incorporarlo al patrimonio municipal”, señaló Norberto Martínez; “se compra para dar un salvataje a los dueños”, agregó Elisa Quartucci, “se puede usar ese dinero en otras obras”, dijo Juan Pedro Tunessi.

No se planteó una discusión seria y racional. Se politizó la cuestión. Fue tal la andanada de objeciones que el municipio decidió cancelar la idea. Hoy el cine está siendo desmantelado para servir como templo evangélico, adquirido y remodelado con el aporte de los fieles de esa congregación. La ciudad perdió una excelente oportunidad de hacerse del bien.