Francisco, más lejos de la política
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El Papa Francisco, nacido Mario Bergoglio en el barrio de Flores, Buenos Aires, hace poco más de 80 años, anunció su decisión de “no recibir en audiencia a más políticos argentinos” hasta que se realicen las elecciones legislativas de octubre próximo, al tiempo de señalar que se mantendrá “prescindente y al margen” de ese proceso electoral.
El Papa ya había dejado en claro su queja de políticos y dirigentes que viajan a Roma para sacarse una foto con él, con el objetivo de “usarlo políticamente”, situación que, dijo, “él no puede modificar”.
“Algunos me dicen de tomar una foto de recuerdo, “le prometo que va a ser para mí y no la voy a publicar”. Y antes de salir por la puerta ya la han publicado”.
Con esa frase, clara y precisa, el sumo pontífice reiteró una crítica que ya había hecho hace años y que, incluso, derivó en la suspensión, durante algunas semanas, de la recepción de argentinos en San Pedro.
Es cierto que el papa Francisco, más allá de estar atento a las cuestiones espirituales de millones de católicos y de las grandes problemáticas globales, nunca se desentendió de su pago chico y en ese sentido fue recibiendo a decenas de dirigentes que le solicitaban una audiencia.
Es difícil creer que el papa haya sido sorprendido en su buena fe, aunque recién ahora parece poner las cosas en su lugar para que su figura no sea usada de mala manera por quienes asumen que una foto con él les permitirá una sustancial mejora de sus imágenes.
En una lista extensa, en sus cuatro años de papado, Francisco recibió, entre muchos otros, a Cristina Fernández, Mauricio Macri, Daniel Scioli, Julián Domínguez, Pino Solanas, María Eugenia Vidal, Milagro Sala, Julio Cobos, Adolfo Rodríguez Saa, Andrés Larroque. Jorge Capitanich, Estela de Carlotto, Juan Cabadié, Gerónimo Venegas, Margarita Stolbizer, Eduardo Duhalde, Teresa Parodi, Facundo Moyano y Gerardo Martínez.
Las elecciones de octubre próximo -se renovarán las bancas de 127 diputados y 24 senadores nacionales- han puesto ahora punto final a esas visitas.
Francisco tendrá igualmente temas de los cuales ocuparse, en un mundo plagado de conflictos severos y donde un presidente autorizó, hace pocas semanas, a arrojar sobre una ciudad de Oriente Medio “La madre de todas las bombas”.