El trigo argentino vuelve al mundo
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Tres años tuvieron que pasar para que la República Argentina volviera a vender su trigo a Egipto, uno de los principales importadores del mundo.
La operación es consecuencia directa de la eliminación de las retenciones que venía implementando el gobierno de Cristina Fernández, y que fueron reducidas a cero por su sucesor, Mauricio Macri.
La cancelación de los derechos de exportación de granos volvió a impulsar la venta de trigo, maíz y girasol, generando una reactivación de un sector que hasta ahora no encontraba los márgenes suficientes para exportar, afectando de manera notoria a todas las economías regionales y desalentando destinar superficie de tierra para estas siembras.
La política desarrollada hasta ahora alentó duras y fuertes confrontaciones entre el Gobierno y el campo, a partir de una política en la materia que deberá ser analizada en detalle por los especialistas, incluso a partir de estudiar lar las consecuencias que tendrá la decisión de Macri de modificar radicalmente la misma.
Lo cierto que lo que era un pan nuestro de cada día, la venta de trigo al mundo, se convirtió poco a poco en una rareza. De allí que se instale como una noticia relevante la llegada del buque “Captain Diamantis”, de bandera griega, que llegará al puerto bahiense con sus impactantes 225 metros de largo para cargar en el muelle de la empresa Luis Dreyfus, 60 mil toneladas de trigo para llevar a Egipto.
Será la primera de dos cargas iguales para este país que es el principal importador de trigo del mundo.
Los próximos días servirán, además, para la llegada de buques que cargarán cereal con destinos tan disímiles como Corea del Sur, Vietnam, Tailandia, Indonesia, Marruecos, Chile y Brasil. En el año 2015 fue Brasil el principal comprador, con 953.000 toneladas, seguido por Chile con 37 mil e Italia con 31 mil.
Desde la Bolsa de Cereales local se asegura que todos estos negocios son resultado directo del mencionado cambio en las políticas oficiales. “Sin los mismos sería complejo acceder a estos destinos, considerando el costo de los fletes marinos para llevar el trigo a sitios tan distantes”, se explicó.
Se abre de esta manera una nueva página para un país que fue calificado como “el granero del mundo”, apostando a su perfil agroexportador, pero que todavía parece no terminar de definir totalmente su identidad en la materia.