Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Guido Spano: una calle de alto riesgo

Los dos choques que registra el mapa de accidentología que lleva adelante el Gobierno municipal --se puede ver en la página web comunal-- indican que en el cruce de calle Guido Spano y Cuyo no dan cuenta de la delicada realidad y el alto riesgo que tiene el funcionamiento de la primera de las arterias, la cual corre 360 metros sin cruce alguno, limitados sus laterales por las dependencias del Ejército y el Paseo de la Mujer.

la situación ha sido denunciada públicamente por los habitantes del lugar, que mencionan las altas velocidades que desarrollan los conductores en ese recorrido --que además tiene doble sentido de circulación--, los pocos cuidados que tienen al llegar al encuentro con Cuyo e incluso las características del lugar que alientan a las corridas de picadas.

El lugar registra, además, un tránsito importante de vehículos, derivados desde el camino de La Carrindanga y provenientes de calle Florida y el Parque de Mayo, el cual se mantiene elevado durante la mayor parte del día, lo cual torna más latente el peligro.

La falta de intervención del municipio a través de sus especialistas viales, para que analicen las posibles intervenciones que desalienten las altas velocidades --sea a través de una cartelería adecuada, controles rutinarios e incluso los consabidos lomos de burro, que, más allá de ser molestos, sin duda generan el resultado buscado--, ha derivado en una “solución” de mayor riesgo.

Es que los vecinos, cansados y preocupados por los reiterados accidentes, han ido resolviendo la cuestión buscando asegurar sus viviendas mediante diferentes mecanismos de defensa. Así aparecen algunos paredones de hormigón o gruesos troncos debidamente enterrados en la tierra, de manera de impedir que esos vehículos terminen adentro de sus casas o en sus veredas.

Es claro que estos recursos son adecuados para cumplir con esa defensa particular, pero conforman un arma letal para los conductores: un choque contra esos elementos tan rígidos se transforma, obviamente, en una trampa mortal, por la incapacidad que tienen para amortiguar cualquier tipo de golpe.

De allí entonces la necesidad de una pronta respuesta vial, que debería surgir a partir de analizar in situ el funcionamiento del lugar, considerar las posibles alternativas y generar una respuesta, sea a partir de alguna obra en particular o designando inspectores que pongan las cosas en su lugar. Se trata de un espacio donde es evidente que, de no corregirse las cosas, se sucederán los accidentes, los cuales están lejos de ser, tal cual define el diccionario, “un suceso eventual que altera el orden regular de las cosas”.