Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Atentados en nuestra ciudad

Los atentados sufridos por los concejales Sergio Massarella y Aloma Sartor --el primero con el incendio de un inmueble en Monte Hermoso, el segundo quemando la puerta de la vivienda de la hija de la edil-- conforman hechos que inquietan y preocupan, y que se suman a la ola de hechos delictivos que viene sufriendo nuestra ciudad.

A los hechos referidos se les dedicó una importante cobertura en los medios, hubo solidaridad de pares, allegados y gente del común, y hubo sonoras declaraciones de los afectados, asumiendo que las agresiones son avisos, señales, gestos de amedrentamiento relacionados con su labor.

No faltó (nunca falta en estos casos) quien hablara de “mensajes mafiosos”, de golpes a la democracia o de prácticas propias de otras épocas.

Se mencionó también que “algo muy malo está pasando” en la ciudad, considerando a esas conductas como impropias de estas tierras.

sartor y Massarella criticaron además al intendente municipal, Gustavo Bevilacqua, por no llamarlos para solidarizarse con ellos.

El jefe comunal contestó a esos comentarios mencionando que él no puede ocuparse de llamar a cada vecino afectado por un hecho de inseguridad.

En los días previos a los incendios mencionados, ocurrieron en la ciudad hechos delictivos de gravedad. Comerciantes, vecinos, trabajadores, amas de casa y parejas jóvenes pasaron por situaciones límites, considerando el ingreso de delincuentes a sus casas, ser atados y golpeados, sufrir el robo de sus bienes o tener un arma en la cabeza.

no hubo ante estos casos --difundidos por todos los medios--, por parte de los ediles, ninguna convocatoria a jefes policiales ni a fiscales, como sí se hizo cuando les tocó a ellos. No hubo visita de ningún concejal a los perjudicados, siendo que ellos representan a todos y cada uno de los vecinos. Ninguno se ocupó de ver si necesitaban ayuda material, psicológica o moral.

No se trata de considerar quién debe o no asistir a un vecino asaltado. Sí tiene algún sentido que los políticos se ocupen de manifestar su solidaridad con cada víctima.

Lo que es importante entender es que, en principio, todos somos iguales ante la ley, la muerte, la vida, el dolor y que la solidaridad se manifiesta en todos los ámbitos, no solo en el deliberativo.