Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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No se ve bien sino con el corazón

Carlos Tevez, jugador de fútbol, argentino, nacido hace 31 años de el barrio de Fuerte Apache, en Gran Buenos Aires, fue a jugar con su actual equipo, Boca Juniors, a Formosa, por la Copa Argentina. En esa ocasión, este hombre, que regresó al país luego de diez años de jugar en el exterior, se ubicó en el ojo de la tormenta cuando manifestó su impresión personal de advertir “una pobreza muy grande” en esa ciudad del norte.

Tevez no dijo otra cosa que lo que vio: un contraste dramático entre sectores de suma pobreza y otros de una riqueza casi obscena en ese marco comparativo. Se conmovió hasta las lágrimas cuando contó que había tomado conciencia de la existencia de paupérrimas villas miseria a pocos metros de un hotel cinco estrellas donde se alojó el equipo. El contraste --lo poco contra el exceso, las carencias contra el lujo-- fue devastador para este hombre, nacido en uno de los barrios más pobres del conurbano bonaerense.

Sus comentarios, durante una entrevista televisiva de una hora donde habló de su vida, despertaron una furia acaso inesperada en funcionarios de Formosa, que se ocuparon en forma inmediata de descalificar al jugador en los términos más duros posibles, por caso llamarlo “villerito europeizado”, hasta insinuar que lo que dijo lo hizo luego de estudiar un guión escrito por políticos de la oposición. No negaron lo que describió el jugador, sino que aseguraron que “en Formosa se hizo mucho”.

Daniel Scioli, gobernador bonaerense, candidato a presidente y, según señaló, “amigo de Tevez”, fue más cauto. Si bien intentó poner en valor el trabajo del gobierno formoseño, dijo algo que no escapa ni al más ajeno de los argentinos: la pobreza existe en todos lados y el contraste entre ricos y pobres no es exclusividad de alguna provincia en particular.

Basta recordar, por caso, la presencia de la Villa 31, en el barrio de Retiro, donde viven 40 mil personas y ubicado a unos pocos metros del hotel Sheraton, todo un clásico de la hotelería mundial, que luce radiante y sereno sus cinco estrellas. Cientos de páginas en internet reflejan los contrastes urbanos de otras tantas ciudades del mundo, con barrios cerrados separados por contundentes muros de otros con casas de chapa y cartón.

Tevez no dijo nada extraordinario. Ni novedoso, ni desconocido, ni tampoco patrimonio de Formosa. Habló de esos grandes “bolsones de pobreza” que existen en el país desde hace quizá demasiado tiempo, que no son patrimonio del actual gobierno ni dejarán de existir por el solo hecho de ser negados. Por el contrario: pretender que no existen es la manera más adecuada de garantizar su existencia por siempre.