Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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La justicia por mano propia

Una marcha organizada por familiares y allegados a una niña de 8 años de edad que habría sido abusada por un sujeto de 68 años en el barrio de Bella Vista, que terminó por entregarse de manera voluntaria a la policía, dejó en claro la voluntad de hacer justicia por mano propia de quienes advierten no encontrar una respuesta adecuada por parte de los encargados de juzgar semejantes actos.

En esas mismas horas, personas desconocidas prendieron fuego una vivienda de calle Yapeyú al 1000, creyendo que era propiedad del acusado del abuso, aunque luego se verificó que se trataba de un error.

Por otra parte, el acusado recibió un disparo en en un pie, a partir de un intento de agresión.

El padre de la niña, por su parte, anticipó su decisión de “darle su merecido” al presunto abusador.

No es el primer caso del país en que familiares, vecinos, allegados y, en muchos casos, personas indignadas por actos condenables,deciden actuar por su cuenta mediante acciones como el linchamiento, la destrucción de bienes y otras manifestaciones de su enojo y la necesidad de aplicar un castigo.

resulta claro que no es esta la manera de resolver situaciones semejantes, por más dolorosas y aberrantes que sean, ya que para eso existen las instituciones encargadas de juzgar y condenar, precisamente creadas para evitar que la sociedad se transforme en un campo de batalla donde rija la venganza o el castigo por mano propia.

Sin embargo, esta reacción resulta en gran medida consecuencia del mal funcionamiento que se advierte en la Justicia, en los prolongados tiempos que maneja, con penas que poco tienen que ver con los hechos juzgados, en la facilidad con que ciertos sujetos vuelven a estar en la calle, para espanto de sus víctimas.

Cuando una sociedad busca venganza, es porque asume que la justicia institucional no se hará cargo de castigar lo ocurrido.

Como en épocas en que las ofensas eran castigadas por quienes las habían recibido, el mal desempeño de las instituciones parecen reflotar aquellos códigos donde la venganza pretende restablecer un orden perdido.

Es claro que esa conducta conforma un acto inadecuado, pero cada cual debería analizar sus propias conductas, buscando restablecer un equilibrio y una credibilidad que hoy parecen perdidas.