Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Días difíciles para Aerolíneas

“Es tremenda la cantidad de pasajeros que se van de vacaciones en avión”, reflexionó el presidente de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, en un ensayo de ser gracioso que incluyó su impresión de que, por la cantidad de gente agolpada, el aeropuerto porteño se parecía nada menos que a la cancha de Boca Juniors.

Por su parte, el ministro de Economía, Axel Kicillof, celebró que haya “un cien por ciento de ocupación de los vuelos” y que mucha gente “pueda irse de vacaciones”, más allá de la “tensión” que, reconoció, hubo en el aeroparque y en muchas terminales del país, debido a la cancelación que sufrieron decenas de servicios.

Es que, en lo que representa una muestra total de improvisación o irresponsabilidad, la empresa estatal se vio completamente desbordada por la cantidad de pasajes que se ocupó de vender, tanto con anticipación como en el mismo sitio de embarque, sin programar una atención adecuada y, lo más serio, sin disponer de la cantidad suficiente de máquinas y pilotos para cumplir con una oferta que excedió largamente su capacidad de cumplir el servicio.

Unas 15 mil personas resultaron afectadas por la situación. Como consecuencia de ello, más de cien vuelos fueron cancelados los primeros días de las vacaciones, con destinos tan disímiles y variados como Mar del Plata, Bahía Blanca, Mendoza, San Luis, Salta, Comodoro Rivadavia, Posadas, Santa Fe y Tucumán.

Si bien Recalde rechazó las denuncias de los afectados por supuestas sobreventas de pasajes y la oferta de servicios inexistentes, es claro que algo (o más bien mucho) de eso ocurrió efectivamente.

por cierto, no es necesario realizar demasiadas maniobras para verificar esos hechos, ya que el propio aeroparque metropolitano mostró, con absoluta certeza, las consecuencias que suelen acarrear este tipo de circunstancias.

Es cierto que en la actualidad es más gente la que utiliza el avión como medio de transporte, en parte por la importante baja en el valor de los pasajes, que en muchos casos se equiparan con los de las empresas de ómnibus.

Pero también está claro que una clave para sostener esta demanda es ofrecer un servicio acorde y eficiente, demostrando que la empresa en manos del Estado puede alcanzar un grado de desarrollo similar a las operadas por privados, con el adicional de atender rutas con mentalidad social antes que empresarial.