Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Que el tren no nos pase de largo

En plena campaña electoral, con una herramienta que se ha convertido en su bandera de propaganda, este mes se puso en marcha una nueva formación de vagones entre nuestra ciudad y Plaza Constitución, impulsado por el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, precandidato a la presidencia por el Frente para la Victoria.

El convoy recurrirá a los rieles colocados por los ingleses hace 139 años –en el tramo hasta Azul- y 132 en el tendido hasta nuestra ciudad.

Vale decir que, más allá de la modernidad que supone la puesta en marcha de este servicio a partir del material adquirido en China, el mismo deberá rodar sobre una infraestructura sumamente desgastada por el uso y el tiempo.

Randazzo anticipó que el recorrido se hará “a manera de prueba”, ya que no se tiene certeza de cómo responderá el tren en este recorrido de 700 kilómetros, con tramos donde es imposible superar una marcha de 20 km/h, en el cual los trenes actuales –de más de cincuenta años de antigüedad- sufren un “bamboleo” que pone en duda toda estabilidad.

El tren chino tendrá capacidad para 613 personas –cinco coches de primera, cuatro pullman, dos camarotes y un restaurant- y un confort que, solamente con que disponga de ventanas con vidrios, baños en condiciones y una propuesta mínima de acondicionamiento del aire, será superador de las paupérrimas condiciones actuales del servicio ferroviario.

Otro aspecto importante a considerar de la nueva propuesta es, como ya se ha señalado más de una vez, el tiempo de viaje.

El actual demora (“tardanza en el cumplimiento de una obligación”) 14 horas, tiempo que posiblemente no se logre mejorar, aunque no resulta lo mismo hacerlo en un espacio adecuado que en uno complejo por su pobreza y carencias.

Es conocida la historia de 1884, cuando el tren inaugural de la línea entre Constitución y Buenos Aires, con el gobernador Dardo Rocha a bordo, dejó desairados a los bahienses que –con banderas, música y emoción- ocupaban la estación, al no detener su marcha y recién detenerse sobre el muelle de la estación marítima.

Es de esperar que esta vez no ocurra lo mismo, no en el sentido literal, sino en el más importante y trascendente: el de ser una realidad antes que un irrespetuoso recurso electoral.