Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Los hijos tan queridos

Si bien el caso puede aparecer como extremo, no deja de ser un signo de una de las situaciones cada día más habituales, dolorosas, desgastantes y dañinas que se verifican tanto en nestro país como en el resto del mundo.

Nos referimos a la dramática decisión de un hombre de 41 años de edad que, luego de enviarle un mensaje de texto a su exmujer, en el cual le anticipó que “nunca más vería a sus hijos”, intentó suicidarse y matar a los niños estrellando el automóvil que conducía contra un camión.

Por esas mismas horas, los medios registraban un escándalo en el aeropuerto de Ezeiza, cuando una madre debió embarcar a sus hijas de 6 y 8 años para que regresaran a Estados Unidos con su padre, luego de que la Justicia determinara que había caducado el permiso judicial que le había permitido traerlas a la Argentina.

En la última década se han multiplicado los casos de padres separados involucrados en verdaderas batallas campales por sus hijos, o a través de sus hijos o a pesar de sus hijos.

Situaciones dolorosas, traumáticas, dañinas, que se repiten a partir de la disolución del matrimonio y que parecen no encontrar un ámbito propicio, adecuado y favorable para darle una salida más razonable a la situación.

De acuerdo con las estadísticas, en la Argentina se han registrado 565 mil separaciones legales en la última década, relaciones que, en promedio, no superan los siete años de duración.

Cada día, unas 200 parejas deciden separarse, y uno de cada dos matrimonios se rompe en el corto plazo.

A partir de esa realidad, y de que en la mayoría de los casos estas desvinculaciones incluyen hijos en común, resulta evidente que acaso sea momento de repensar la legislación que rige este tipo de situaciones, y que evidentemente no tiene la calidad necesaria para encauzar el nuevo funcionamiento de las relaciones.

Es claro que también sería sano que las parejas tuvieran una madurez adecuada al momento de decidir ser padres, en relaciones que a veces apenas llevan unos meses.

Lo que es contundente es que miles de inocentes pagan un precio altísimo por estas disputas entre mayores. Que no se dispone de un marco legal adecuado para atender la realidad de los hijos de padres separados y que la vigente parece estar pensada más para generar conflictos que para solucionarlos.