Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Un tren que sigue chocando

Una sirena sonando a las 8.32 del pasado domingo, en el andén número 2 de la estación Once, en la ciudad autónoma de Buenos Aires, dio cuenta de que habían pasado 1.095 días desde la denominada “Tragedia de Once”, en la cual una formación de ocho vagones impactó a una velocidad inadecuada contra el paragolpes ubicado al final del recorrido, provocando la muerte de 51 personas.

Como cada año desde entonces, los familiares de la víctimas, a las que se sumaron en su momento 700 heridos, se hacen presentes en el lugar para manifestar su dolor, exigir justicia y tratar de entender por qué ocurrió lo que ocurrió.

Estas personas buscan que lo sucedido no se olvide, y anhelan que la Justicia actúe de manera adecuada para determinar las causas y los responsables de tan trágicos sucesos.

al igual que en muchos casos similares ocurridos en el país, el pedido de justicia se convierte en un reclamo clave para los afectados, muchos de los cuales señalan que se trata de una condición mínima, indispensable, para elaborar de la mejor manera posible el duelo y, según manifiestan, que sus seres queridos puedan, finalmente, descansar en paz. “La sociedad argentina merece vivir en un país donde los corruptos sean encarcelados”, agregan.

Una pauta clara del grado de indignación y enfado que experimentan los familiares de las víctimas es que, a pesar del mucho tiempo transcurrido, y de los 182 testigos que declararon durante el juicio, nadie pudo explicar todavía con certeza qué ocurrió: si se trató de un error humano, si hubo responsabilidad de los entonces concesionarios del servicio o si el Estado nacional no se ocupó de controlar el mantenimiento mínimo.

Mencionan además “el abandono” del gobierno nacional de los familiares de las víctimas, en referencia a funcionarios que, según mencionan, no asumieron la responsabilidad de establecer un seguimiento del daño colateral de la tragedia. Autoridades nacionales salieron rápidamente al cruce de esas declaraciones, negando que tal cosa haya ocurrido.

De acuerdo con fuentes judiciales, este año podría haber finalmente un fallo sobre lo ocurrido. Habrán transcurrido entonces casi cuatro años de los hechos. Muchos dudan de que las respuestas finales sean convincentes, serias y justas. Otros muchos quieren que el hilo no se corte por lo más delgado y que los verdaderos responsables paguen sus culpas. La sirena, entretanto, seguirá sonando.