Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Una propuesta en marcha

Criticada, cuestionada y alabada desde distintos sectores, Bahía Blanca ya tiene en marcha los cursos de instrucción del primer grupo de agentes de la Policía de Prevención Local, propuesta del gobierno provincial para mejorar el control de la delincuencia, a partir de la presencia de más hombres y mujeres en las calles.

Nuestra ciudad ha sido una de las últimas en adherir a este plan, ideado por el ministro de Seguridad, Alejandro Granados, a partir de un modelo que desarrolló siendo intendente de Ezeiza, en el Gran Buenos Aires, y que, según señaló, sirvió para disminuir de manera importante los índices del delito.

El gobernador Daniel Scioli llegó hasta la ciudad para inaugurar oficialmente los cursos –que comenzaron durante la primera semana de este mes- y sacarse la correspondiente foto para un aviso naranja de quien, como candidato a presidente, apuesta a mejorar las condiciones de seguridad como un componente clave para cualquiera que pretenda ocupar el sillón de Rivadavia.

El mandatario señaló que el nuevo esquema policial –que en 2016 permitirá duplicar la cantidad de agentes- demandó un aumento del 66 por ciento en el presupuesto anterior, dinero que obtiene a partir de ajustar las políticas recaudatorias de ARBA, teniendo en ese sentido palabras elogiosas para el bahiense Iván Budassi, actual titular de esa repartición.

La policía de prevención local tiene varias características singulares. Por un lado, está conformada por más de 300 residentes en la ciudad, los cuales tienen asegurados el trabajo y la posibilidad, antes impensada, de desarrollar sus tareas en su lugar de residencia.

Por otro lado, si bien su mayor financiamiento estará a cargo de la Provincia –sueldos, uniformes, armas-, el municipio asumirá un aporte relevante de fondos, estimado en 160 millones de pesos al año, además de designar funcionarios que participarán en la planificación de su funcionamiento, a partir de las necesidades locales y de un mapa del delito propio.

No deja de ser un nuevo intento por encontrar la llave que cierre de manera segura la puerta al delito. Hasta ahora, quedó en claro que lo hecho no fue suficiente ni eficiente. Una cosa, sin embargo, sigue siendo cierta: “el delito muta” -según mencionan calificados comisarios- y busca nuevas conductas para burlar nuevos controles. Se trata de comportamientos que se verifican desde los orígenes de la humanidad, impulsados por esquemas sociales complejos y a veces sostenidos por sistemas que permitieron la libertad de Barrabás antes que la de Jesús.