Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Una auténtica vida de perros

La comparación puede parecer odiosa, un poco chocante y hasta, si se quiere, irrespetuosa. Pero es tan real como contundente: ningún vecino soportaría como costumbre rutinaria que el 25 por ciento de los habitantes de la ciudad -contados hombres, mujeres y niños- hiciera sus necesidades fecales en la calle, dejando el producto de ese comportamiento en el lugar donde se depositó.

Eso ocurre, cada día, como resultado de esa actitud por parte de los perros de la ciudad, que cotidianamente dejan 9.000 kilos de deposiciones, verdadero legado contaminante y de alto riesgo sanitario para la ciudad y sus habitantes, sin que nadie preste la debida atención al tema y sin medir con seriedad las consecuencias de la situación.

Los datos, publicados por este diario en su edición del pasado domingo, se basan en mediciones realizadas durante 2012 por los investigadores del CONICET Sixto Cistamagna, Anastacia Leoboff y Luciano La Sala, quienes volcaron sus resultados en el estudio “Parásitos zoonóticos en heces caninas en Bahía Blanca”, presentado este año en el III Congreso Panamericano y VIII Congreso Argentino de Zoonosis, organizado por la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata.

El estudio mostró –con muchos detalles- una prevalencia general de infección del 38 por ciento, con un riesgo tres veces superior en barrios de índice de calidad de vida medio y bajo, siendo los afectados mayormente niños.

Una de las consecuencias de esta presencia de materia fecal y de animales sin el control adecuado es la toxocariasis, trasmitida por parásitos que viven en el intestino de los animales que llegan al hombre por contacto con tierra contaminada, a través del agua o polvo, y puede generar problemas en el hígado, los pulmones y el cerebro.

La respuesta a esta preocupante situación es intensificar los alcances de la tenencia responsable, que incluye levantar los excrementos de los perros cuando se los saca a pasear. A esto se suma la necesidad de su vacunación y desparasitación, utilizar corral y bozal y un registro identificatorio.

Si bien en Bahía Blanca existe una ordenanza sobre la materia, la misma nunca se ha puesto en práctica, como tampoco se han realizado campañas que apunten a generar un cambio de conducta en la materia. Se estima que en la ciudad hay 67 mil perros, de los cuales el 75 por ciento tiene dueño. Es hora de empezar a corregir una anarquía que afecta a la salud pública y al bienestar del propio animal.