Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Billetes grandes: ¿es mejor o peor?

Opinan la titular de un comercio que vende productos de bajo precio y un experto en derecho bancario.
El inconveniente mayor lo pueden tener algunos comercios minoristas, aunque el impacto no duraría mucho tiempo.

Federico Moreno

fmoreno@lanueva.com

Mientras que en 2016 salieron los papeles de 200 y 500 pesos, muy pronto --estaba anunciado para octubre-- se verá el billete de 1.000, con un valor, a la fecha, equivalente a unos 56 dólares.

La medida del gobierno nacional busca agilizar numerosos trámites como pagos, transferencias, transacciones y depósitos, que a raíz de la creciente inflación y la baja del valor real del billete de 100, se hacían cada vez más engorrosos.

Mientras muchos destacan las bondades de la puesta en circulación de un billete acorde a la economía nacional, para ciertas acciones cotidianas de las compras chicas de kiosco y almacén, la proliferación de billetes grandes puede volverse una complicación.

“Cuando me pagan con billetes de 500 es complicado para las ventas chicas, porque lo ideal sería dar el vuelto con billetes grandes, pero los tengo que guardar para pagarles a los proveedores, que vienen todos los días. Al final termino dándoles a los clientes los billetes de 100, porque no les puedo dar 400 pesos en billetes de 10 o de 20, y el cambio se lo tengo que dar a los proveedores, que son más comprensivos”, explicó Adriana, kiosquera de la primera cuadra de Rodríguez.

Sobre otras desventajas de los papeles de alta denominación, sostuvo que “cuanto más valor tiene, más hay que controlar que sea verdadero”, y dijo que los mayores intentos de engaño se dan los primeros meses después de la puesta en circulación.

“Los viernes y sábados, por una cuestión del cajero automático, todo el mundo viene con billetes de 500 y es cuando más se complica para devolver el cambio”, agregó.

Como contracara, hay que dimensionar lo complicado que resulta usar billetes "chicos" en rubros como el bancario o el inmobiliario, donde el conteo, traslado y acopio es constante y por sumas muy importantes.

“Si hoy un departamento chico sale un millón de pesos, y hay gente que para evitar impuestos no hace transferencias y tiene que contar todo eso a mano, imaginate lo que puede significar en la compra de un campo. A nivel inmobiliario, que es donde se mueven valores más grandes, el alivio que generó el billete de 500 y que va a generar el de 1.000 es enorme”, explicó el abogado y profesor de derecho bancario en la UNS, Sebastián Scoccia.

“No hay que olvidarse de los costos bancarios, porque cada vez que tenés que hacer una inversión tenés un gran movimiento de billetes, que por seguridad tienen que ir en un camión de caudales, el que te cobra por bolsa, y todo se traduce en un mayor gasto. Con el billete de 1.000, el volumen de dinero se va a reducir a la décima parte en comparación con el de 100 que tenemos desde la implementación del peso, cuando un peso valía un dólar, en 1991”, agregó el especialista.