Bahía Blanca | Miércoles, 17 de abril

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Las emociones se empiezan a educar desde muy chicos

Una buena enseñanza puede prevenir riesgos futuros y facilitar el desarrollo de las habilidades de tipo social.
Las emociones se empiezan a educar desde muy chicos. Salud. La Nueva. Bahía Blanca

Lic. Mora Marengo

Instituto Sincronía

El ser humano nace con un bagaje emocional que se va desarrollando y desplegando a lo largo de su vida.

Las emociones pueden ser definidas como estados de las personas, que presentan diversas características e intensidades, creando una experiencia en particular, a partir de cambios fisiológicos y conductuales.

Estos estados emocionales se activan a partir de la combinación de diferentes fuentes de información, como estímulos del entorno, señales internas del cuerpo y experiencias anteriores.

Es la forma que tiene el cuerpo de enviar un mensaje para organizar y poner en marcha un plan de acción y así poder responder acorde con la situación en la que se encuentra el individuo.

La emoción es un impulso para actuar y funciona de manera automática.

Cada una de ellas prepara al ser humano para dar una determinada respuesta y, en consecuencia, poder manejar una situación.

Por ejemplo, el miedo acelera el ritmo cardíaco, por lo que hace llegar más sangre a los músculos, favoreciendo la intención de huida.

Algunas de estas respuestas que se desencadenan son innatas y otras se aprenden del entorno.

Es decir que algunas respuesta se adquieren por observación, siendo los padres un modelo de referencia.

Cada persona experimenta una emoción de manera particular y esto va a depender de la situación que le toca vivir, sus experiencias anteriores y el aprendizaje.

Ahora bien, ¿por qué es necesario tener en cuenta las emociones?

Todas las emociones son necesarias para la supervivencia del ser humano.

Sucede, muchas veces, que las emociones que resultan desagradables, como el miedo, la tristeza y el enojo, se intentan reprimir para evitar ese malestar que generan.

Esta falta de conexión y aceptación de las emociones puede desencadenar en conductas poco adaptativas y desreguladas para el individuo como, por ejemplo, exceso de ingesta de alimentos, constantes conflictos interpersonales y abuso de sustancias, entre otros.

Por esto mismo, resulta necesario poder registrar las emociones, regularlas y aceptarlas como transitorias y funcionales, para brindar determinadas respuestas acertadas en situaciones particulares.

Es importante poder comenzar este proceso de reconocimiento y regulación emocional desde la infancia, haciendo hincapié, en primer lugar, en el registro de las emociones y la regulación de las mismas, por parte del ambiente cuidador primario (los padres).

Precisamente los padres son los primeros referentes del niño y van a ir modelando y contribuyendo en su regulación emocional. Las primeras etapas de la vida resultan claves, ya que se dan las primeras bases de aprendizaje y relación.

Así, la falta de desarrollo emocional en el niño y su entorno puede influir de forma directa en el modo en que establece las relaciones interpersonales, en el rendimiento, en la motivación y en el aprendizaje en general.

Una buena educación emocional puede prevenir riesgos futuros y facilitar el desarrollo de competencias y habilidades sociales en el niño y su entorno, fortaleciendo así su calidad de vida.

Estos son algunos beneficios de tener en cuenta las emociones:

-Incrementa la flexibilidad psicológica y promueve una adecuada auto-regulación emocional. Esto permite al individuo elegir qué respuesta dar frente a determinad situación y no dejarse llevar simplemente por el piloto automático que a veces no resulta funcional.

-Se logran ampliar los recursos para resolver conflictos y tener un mejor manejo en los desafíos evolutivos para la adaptación individual.

-El correcto acceso a las emociones posibilita a la persona y su entorno efectuar cambios y sostener beneficios de otras actitudes saludables que puedan prevenir riesgos futuros.

-Favorece el establecimiento de relaciones sanas con los otros y de lazos afectivos sólidos y duraderos.

-Amplía la capacidad creativa.