Bahía Blanca | Martes, 16 de abril

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De Tinogasta a Fiambalá, los adobes y un verdadero encuentro con la historia

En medio de un clima cálido y seco se puede establecer un diálogo con el pasado a través de las construcciones opacas de color rojizo, acordes con la aridez del paisaje. Conforman la cada vez más conocida “Ruta del Adobe”.
De Tinogasta a Fiambalá, los adobes y un verdadero encuentro con la historia. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

Casas y templos levantados con una milenaria técnica diaguita a base de barro, estiércol y paja, que registran hasta 300 años de antigüedad y que sobrevivieron a conquistas, guerras y nuevos métodos de edificación, son unos de los atractivos turísticos de la provincia de Catamarca.

Este noble material, que fue utilizado en gran parte del norte argentino, así como en muchos otros lugares del mundo, se ha revalorizado en la actualidad por sus propiedades aislantes y el consiguiente ahorro de energía.

“A veces hace falta volver al pasado para darse cuenta cómo es posible vivir perfectamente, sin aire acondicionado”, reflexionó Pedro Valdivia, turista y admirador de esas construcciones.

Tinogasta, la pintoresca localidad ubicada sobre la costa derecha del río Abaucán, a 271 kilómetros de la capital provincial, acuna una de estas construcciones: el actual Hostal de Adobe Casagrande.

El edificio, construido en 1897 con la misión de albergar al comando del Batallón “Cazadores de los Andes” (cuando Argentina y Chile estaban al borde de la guerra por cuestiones limítrofes, lo que fue laudado por la corona británica) en la actualidad pertenece a esa hostería que adhiere a la cadena de Small Hotels, un equivalente a los hoteles boutique.

Luego fue el Hospital Público de Tinogasta, desde 1914 hasta 1982, cuando con la inauguración de un nuevo centro de salud, pasó a su función actual y alberga una biblioteca y el Museo Arqueológico Tulio Robaudi.

A 15 kilómetros de la ciudad, en un caserío casi completamente construido en adobe, conocido como El Puesto, se encuentra el Oratorio de los Orquera, erigido en 1740, que tiene un confesionario de algarrobo macizo e imágenes de la escuela cuzqueña.

“Entre esas imágenes se encuentra una de las pocas pinturas de la Virgen amamantando al Niño Jesús, de 1717, que fue trasladada desde Chuquisaca (Bolivia), y también un pequeño San Antonio de madera”, comentó el guía Oscar Chuisca.

La Ruta del Adobe continúa a 1.500 metros de El Puesto, cuando el visitante se interna por un camino de tierra hasta toparse con el paraje La Falda, vacío de habitantes, donde se erige la Iglesia de Nuestra Señora de Andacollo, restaurada en 2001. El edificio más antiguo del circuito se encuentra en Anillaco y es la capilla Nuestra Señora del Rosario, levantada en 1712,