Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

En el territorio del pueblo mapuche

Muy cerca de Caviahue, en el noroeste de Neuquén, la visita a la ruca de campo de una familia de la Comunidad Millain Currical es una experiencia memorable. Corina Canale / corinacanale@yahoo.com.ar
En el territorio del pueblo mapuche. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

Juan Juvencio tiene la piel cetrina y un cuerpo vigoroso bajo el poncho de lana de oveja, de colores tierra y guardas pampas. Es joven y bien plantado sobre sus caminadas botas de cuero.

Su ruca está en lo más profundo de un valle, solitaria y silenciosa. Nos ofrece su mano morena, de dedos gruesos, y se toca el ala de la boina de fieltro azul. No regala sonrisas en la bienvenida; tampoco después.

Esa mañana de enero el aire es diáfano y sopla una brisa tibia. “Estoy de buen ánimo porque hoy no hay cenizas”, dice. Sabemos que habla de las cenizas que suelta el volcán activo Copahue, el gran señor de la comarca.

Entonces aparece Lidia, su mujer, con las tortas fritas que van a parar a un caldero donde hierve la grasa de chivo. El jefe de la familia calla; es el momento de ella, encorvada sobre los calderos negros. Cuando están cocidas llegan sus niñas, Rocío y Wanglen – estrella en mapuche – toman las tortas fritas y nos convidan.

Y vuelven a su casa; solo la pequeña espía por la ventana. Entonces Juan Juvencio nos da la bienvenida en mapuche, palabras que luego traduce así: “les pedimos que disfruten de la naturaleza y de nuestra forma de vida en este territorio que ocupamos siempre. Les damos las gracias por compartirlo hoy con nosotros”. Nos sentamos en círculo y lo escuchamos cuando admite que “los mapuches de Neuquén somos privilegiados porque con la última reforma constitucional logramos la titularidad territorial de los espacios que siempre fueron nuestros, porque estábamos aquí antes de que Colón llegara perdido”.

“Estas tierras que nos rodean pertenecen al Pueblo Nación Mapuche, y en toda la provincia hay unas 60 comunidades, cada una de ellas habitada por 500 personas. Sumamos unos 30.000 votos”. Y desmiente “los rumores de que vamos a formar un partido político. Nosotros negociamos con el Movimiento Popular Neuquino y estamos bien. Nuestro pueblo no sirve para la política; aquí vale la palabra”.

“¿Qué otras reivindicaciones faltan?, “nos falta lo que ya tiene el aguerrido pueblo mapuche de Chile, que no tienen titularidad territorial pero están dentro de la política social del país. Nosotros aún no estamos preparados para esa inserción. Ya llegaremos”.

Mientras tanto, formaron el Cuerpo de Maestros Idóneos Mapuches, que trabaja para que los chicos, que entienden pero no hablan la lengua, la recuperen.“La educación es de la casa, pero la formación de la escuela, y desde que somos Nación y estamos más integrados perdimos mucho”. Una lengua de la que Juan Juvencio no descarta que “haya tenido su propia escritura, en la forma de los mensajes rupestres y los signos que lleva su poncho”. Desde su horno chileno, dos tambores acostados, cubiertos de material y sobre pilares de ladrillos, sale el aroma de un chivo que se cocina a leña cuatro horas. El cuero blanco del animal se seca en el techo del quincho. Sobre él alguien puso una flor colorada.

Entonces, con la ayuda de bastones de caña, comienza la subida hasta un rogatorio de piedras grises. Las matas bajas dejan ver apenas un corral y los caballos de la familia pastando en paz. Allí, Juan Juvencio eleva sus manos y dice “esta es nuestra religión, la naturaleza”. Y despliega el Cultrum, una tela con un círculo que simboliza la tierra. “Nosotros sabíamos que era redonda antes de que Colón llegara perdido”.