Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Si va a Roma, prepárese para una súper pesadilla

Si hay algo que la caracteriza por ser caótico es el tránsito. Quienes visiten esta hermosa capital deben saberlo para disfrutar y no amargarse.
Foto: Reuters

Por María Salas Oraá / Agencia EFE

Esperas interminables, trenes sin aire acondicionado, micros abarrotados y obras sin fin se han convertido en escenas habituales del transporte público de Roma, que vive una situación insostenible y empeora con el verano.

En un día normal, una vez que llega el micro (con una más que probable espera de media hora), los habitantes de la capital italiana tienen que pelearse para entrar en él, porque en los autobuses de Roma no hay puertas diferenciadas de entrada y de salida, sino simplemente puertas por las que, a empujones, se entra o se sale.

Ya adentro, es momento de soportar los frenazos y los posibles cambios fortuitos de recorrido, mientras se sufren las altas temperaturas, por la carencia de aire acondicionado, rodeado de decenas de personas, entre romanos, turistas, desconcertados y... carteristas.

Si tomar el micro resulta poco conveniente, no lo es menos optar por el metro, que impresiona por su aspecto sucio y consta de apenas 40 kilómetros de recorrido, frente a los casi 300 kilómetros de Madrid.

El problema no es sólo de recorrido, sino también de servicio, porque el suburbano de Roma sorprende con trayectos con puertas que se abren de manera repentina o con conductores que deciden circular a velocidades extremadamente lentas y sin encender el aire acondicionado.

Los maquinistas romanos conducen poco más de 700 horas al año, frente a las 1.100 horas de Milán (en el norte de Italia) o a las 950 de Nápoles (al sur).

Al calor, las esperas y las aglomeraciones se suman las interminables obras de la tercera línea del metro de Roma, que sufre retrasos de varios años en sus planes de ampliación.

Es que el transporte público en Roma ha vivido un año negro y empeora notablemente cada día, estimando los operadores que la agencia a su cargo (ATAC) debe cambiar de arriba a abajo y viceversa.

Y las altas temperaturas acentúan los problemas diarios con riesgo para ancianos, niños y embarazadas o quienes viven en la periferia.