Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Abuelos Leecuentos, sembrar con la voz

La resignificación del rol comunitario de los adultos mayores como transmisores de saberes y experiencias es el fin de proyecto, que promueve una dinámica interrelación cultural y social.
Abuelos Leecuentos, sembrar con la voz. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

Por Ricardo Aure / haure@lanueva.com

Los datos del censo 2010 indican que el 10,2% de la población argentina es mayor de 65 años. En su reciente informe titulado Barómetro de la Deuda Social con las Personas Mayores, la Universidad Católica Argentina (UCA) indica que ese porcentaje crecerá al 12,7% en 2025 y al 19% en 2050. Ese año, los mayores de 65 superarán en proporción a los niños y adolescentes de menos de 15 años.

La UCA concluye que se trata de un fenómeno que se registra a escala global en Occidente, que estamos en un mundo que envejece y que necesitamos, por lo tanto, construir nuevas significaciones para una vida que se torna cada vez más larga.

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Angustiada por no saber cómo hacer para que no se perdiera el amor de abuela que llevaba en su corazón, y habiendo sufrido la pérdida de su hijo de 30 años, guía de alta montaña, Estrella Capomassi de Schneider pensó en los Abuelos Leecuentos. En poco tiempo se integró a una tarea que se proyecta por Bahía Blanca y la zona. Hoy, al retomar la tarea, no solo dice que pudo aprender a leer respetando la puntuación y dando sentido a los cuentos, sino también a sentirse un poco abuela de cada chico que la escucha.

Crear y gestionar más espacios que propicien la ampliación del marco de referencia cultural y social de los niños y los docentes, en procura de garantizar la igualdad de oportunidades de acceso a los bienes culturales, es una de las premisas centrales del Programa de Voluntarios de Abuelos y Abuelas Leecuentos del Pami.

Reflexionar acerca del significado de la lectura, los derechos humanos y el cuidado del medio ambiente, y de su importancia en la vida del hombre y en la formación de las personas; desarrollar actitudes relacionadas con la sensibilidad, flexibilidad, responsabilidad social, ciudadanía activa, solidaridad y la cooperación se acoplan a las expectativas.

Basado en la experiencia iniciada en el Chaco por la Fundación Mempo Giardinelli, esta propuesta, que forma parte del Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación, convoca y organiza voluntarios dispuestos a dedicar parte de su tiempo libre a leer para jóvenes y niños. Cuenta, para su desarrollo, con el asesoramiento y la coordinación de Guillermina de la Riva (Chuny), encargada de capacitar a los abuelos y de seleccionar las lecturas, y de otra maestra, Gladys Hernández, nexo entre el Pami, la Jefatura Distrital y las escuelas.

La tarea, que en Bahía Blanca se reanudó el martes 17 de marzo, permite a los participantes capacitarse en un taller de lectura y conectarse con la creatividad y la alegría.

“Se trata de abuelos lectores, no de narradores orales”, afirma Guillermina de la Riva, docente de expresión corporal, de nivel Inicial y profesora de Magisterio en las escuelas de la Universidad Nacional del Sur. Tras dos años a cargo del taller puntualiza que se intenta transmitir el valor simbólico del libro como sede y domicilio de la fantasía, la belleza, la aventura y los mejores valores humanos, de manera de fomentar la curiosidad y el interés por la lectura, que se asume como un encuentro amoroso, motivado por el puro placer de leer.

“Mi función es la de reencontrar al adulto mayor con su historia personal y sus vínculos con la lectura y el libro. Estimulamos la lectura en voz alta, acompañada de entonación y gestualidad. En tiempos donde nos movemos más por imágenes que por la imaginación, la lectura abre caminos insospechados y la voz es la encargada de establecer ese vínculo afectivo. La palabra crece hacia adentro cuando los ojos no ven y solo flota el susurro, la magia del 'había una vez'".

De la Riva, al repasar sus vivencias, afirma que ha sido testigo de momentos muy emocionantes, como los del año pasado en las Escuelas Medias de la UNS durante un ciclo de homenaje a Julio Cortázar, en el centenario del nacimiento del notable escritor.

“Fue impactante la conexión que se generó entre 60 chicos de 17 años y los abuelos. Lo mismo pasa en los jardines de infantes o en las escuelas. Todo esto, para los adultos mayores, es muy revitalizante. La cantidad de anécdotas es infinita”.

Para María de los Angeles Celani, responsable de Promoción Social del Pami en nuestra región, en un mundo signado por el individualismo no se concibe no tender redes a la comunidad e involucrarla directamente con la defensa y construcción de una mayor y mejor educación y vida para todos, formando seres sensibles, capaces de modificar y mejorar sus entornos.

“Este proyecto, con la participación de todos los educadores y la ciudadanía en general, debe servir para guiar a los niños y jóvenes desde una formación ética en el desarrollo de una conciencia del nosotros fundada en la tolerancia y la aceptación de las diferencias. El sentido comunitario se construye y para ello es necesaria una comunidad que guarde y que transmita constantemente lo que aprendió”.

Celani considera que incluir a los adultos mayores significa que vivir y aprender juntos es la mejor forma de beneficiar a cualquier persona.

“Nuestros mayores, dueños del saber que les brindó la vida, pueden transmitirlo, al igual que su experiencia, a quienes con sus pocos años tienen la capacidad de asombro y encantamiento intactos”.

Sabiduría es la vida que se saborea, es un ejercicio de apertura, de sensibilidad, de constante búsqueda del encuentro. Leer cuentos es un arte y un servicio a la comunidad. ¡Y quiénes mejor que los abuelos para leerlos!